martes, 31 de enero de 2017

Padre graba fenómenos paranormales que le ocurren a su hija - Videos de terror



El portal especializado en sucesos paranormales "La Otra Dimensión" ha publicado un curioso vídeo. Un padre grabó varias estancias de su casa después de que su hija le alertara de que ocurrían "cosas extrañas".

En las capturas se puede ver a la menor jugando con unas muñecas mientras que, a pocos metros, otra que permanecía sentada en el piso empieza a inclinar la cabeza de un lado a otro sin que nadie la toque.

La niña en primera instancia, no logra darse cuenta de lo que estaba sucediendo por lo que no reacciona, pero en la siguiente escena, sale aterrorizada de la sala tras ver como unas hojas de papel se mueven por la mesa donde ella estaba dibujando. Por si fuera poco, al volver a la habitación ve como la mayoría de objetos que hay en la mesa caen al suelo estrepitosamente.

El vídeo en la fanpage de dicho portal ya supera los 6 millones de visualizaciones y se ha compartido casi 80.000 veces. Como siempre, entre los comentarios hay los que defienden la veracidad del vídeo y los que por el contrario, afirman que se trata de un montaje.


Video original sacado de Facebook


Video de respaldo (Youtube)

jueves, 26 de enero de 2017

Los shows infantiles más escalofriantes - Videos de terror



¿Nunca te traumatizó una serie infantil que seguiste de pequeño? Si es tu caso sabrás lo que es esa sensación de amor-odio, las ganas de continuar viendo episodio tras episodio aunque aquello despierte tus peores miedos y pese a que horribles pesadillas se hagan presentes por las noches.

Primera parte


Segunda parte

Las 7 leyendas urbanas japonesas más aterradoras (segun Dross) - Videos de terror



Dross nos cuenta y describe lo que para él son las mejores leyendas urbanas de Japón.

martes, 24 de enero de 2017

Túneles secretos en la ciudad: ¿leyenda urbana o realidad? - Artículos



Serían pasadizos ocultos subterráneos que intercomunican a la iglesia Catedral con la parroquia Santo Domingo y con el convento de Santa Rosa, entre otros puntos. Hay versiones que lo desmienten y otras que lo aseguran. La delgada línea entre la verdad y el mito sanjuanino.


Los misterios y las fantasías con lo esotérico que envuelven a la iglesia, en general, suelen ser siempre un disparador de historias o de leyendas y San Juan no es la excepción. Según cuentan versiones de antaño, existen túneles secretos ubicados bajo el centro de la ciudad Capital, más precisamente, en las inmediaciones de la iglesia Catedral. Quienes cargan varios años encima aseguran que aún existen y que, por alguna razón -vaya a saber cuál-, el clero niega su subsistencia.

El rigor de la historia indica que, durante la época colonial, este tipo de construcciones se solían poner en pie en las ciudades hispánicas para el traslado y el contrabando de mercadería, pues las leyes de exportación impuestas por la corona española la hacían la única beneficiaria. Ello sería la prueba principal de que en algún momento, en la provincia, hubo pasajes subterráneos. Así lo afirma el reconocido historiador Edgardo Mendoza: “Hay archivos nacionales de la Marina francesa y testimonios que lo ratifican. La presencia de túneles para el tráfico de mercancías era una constante en las urbes españolas. Científicamente, se sabe que desde California hasta Mendoza se edificaban estos trazados”.

Por su parte y como portavoz oficial de la iglesia, el padre a cargo de la Catedral -Rómulo Cámpora- asegura que los pasadizos sí existieron durante el mil ochocientos, pero que hoy no tiene la certeza de que aún estén. “Si me consta que hayan coexistido. Los jesuitas, que construyeron la primera Catedral, los utilizaban como un sistema de protección en tiempos de guerra. La gente se refugiaba en las iglesias y huía por esos caminos escondidos. Sin embargo, es imposible que hayan soportado tres terremotos importantes (1849, 1944 y 1977)”, asevera el cura.

Las conjeturas y especulaciones comenzaron, tal parece, cuando obreros que trabajaban en la demolición de la vieja catedral, tras el terremoto de 1944, encontraron cuerpos y restos fósiles, de los cuales muchos eran de bebés. A partir de ese momento, las versiones se multiplicaron y tomaron la forma que cada persona quiso a merced de su imaginación. Se llegó a decir hasta que los cuerpos eran el fruto no deseado de curas y monjas, lo que causó el enojo del entonces obispo Audino Rodríguez y Olmos que procedió a publicar una nota -archivada en el Boletín Oficial del Obispado de Cuyo- en repudio a las calumnias contra la iglesia.

Lo cierto es que aquellos cuerpos que fueron encontrados pertenecían a un antiguo cementerio, situado al costado de la vieja catedral. “En otra época, era una costumbre que se enterrasen difuntos bajo la iglesia. A veces eran familias de la comunidad cercanas a los manejos de la institución y, casi siempre, los sacerdotes que pasaron por la misma. Incluso en algunas iglesias de San Juan, los párrocos fueron enterrados en las entradas y en los atrios, como en el caso de Desamparados (Pérez Hernández) y Carpintería (Nazareno Sinagaglia)”, relata el padre Rómulo. Otras adaptaciones apuntaron, directamente, hacia los supuestos túneles, en los que -se decía- habían muerto personas.

Con el correr del tiempo, científicos e historiadores, algunos más escépticos que otros, contribuyeron a la causa de la incertidumbre y sumaron más presunciones al caso. Que sí que no, los supuestos jamás encontraron pruebas ni detractoras ni afirmativas. “Es probable que con tanta actividad sísmica, tan austera construcción no haya sobrevivido. Pero de lo que sí estoy seguro es que si se realizan estudios arqueológicos sofisticados, con seguridad se encontrarían partes o tramos de esos recorridos”, argumenta Mendoza.

En el recorrido por la cripta de la catedral, todas las paredes parecen ser completamente de concreto, sin dejar lugar a la duda. Sin embargo, una puerta cerrada es la que, justamente, abre la imaginación. El umbral que conecta al campanil con la cripta, mediante un pasaje -el único túnel, según Cámpora- se encuentra bajo llave. “Allí hay sólo un ‘pianito’ que maneja las campanas. Si hubo un túnel, alguna vez, es muy posible que ese sea el acceso”, infirió el encargado del lugar -Roberto Bustos- frente a la pregunta.

Otros empleados del lugar afirmaron que el acceso en cuestión fue sellado, por causas que se desconocen, y que la llave de ‘la puerta’ sólo está en manos de los superiores.

Desde personas que afirman haberlos visto hasta otras que rechazan la posibilidad, todo tuvo lugar. Investigaciones sin destinos, preguntas sin respuestas y libre albedrío. ¿Más humo en la humareda?

Hipótesis de los caminos subterráneos
La versión más firme de la red de túneles señala seis puntos interconectados, situados en el centro de la Capital y en un radio de siete cuadras, aproximadamente. Ellos son la Catedral, Santo Domingo, Santa Rosa, San Agustín, Santa Ana y San Pantaleón. Los tres primeros, ubicados en las inmediaciones conocidas y los tres últimos, en sectores que hoy ocupan un playón de estacionamiento, la galería Estornell y el Ministerio de Educación, respectivamente.

FUENTE: Extraído de web.tiempodesanjuan.com (por Luz Ochoa) Domingo, 17 de marzo de 2013

lunes, 23 de enero de 2017

La inmaculada concepción de María Rosenthal - Historias de terror



Esta es una historia que ha pasado de generación en generación por los pasillos de los monasterios y conventos religiosos, tal como aquel relato de los túneles que conectaban a los sacerdotes con las monjas, ha sobrevivido por siglos en un boca a boca feligrés.

Se cuenta que en el Monasterio Hohenwart (Alemania) allá por 1742 la Hermana Josephine Rosenthal apareció repentinamente embarazada. Se la sometió a varios exámenes dando como resultado la confirmación de su virginidad, además se determinó la imposibilidad de quedar preñada en su estadía en el monasterio. Su historia había llegado a los oídos del abad y, embarazada de 6 meses, fue llevada ante el Consejo de Benedicto XIV. Fue inspeccionada nuevamente, y se ratificó que Josephine había sufrido inmaculada concepción. A pesar de los intentos de sofocar la popularidad de esta historia, el Padre Aaric acordó que el supuesto evento sagrado debía ser visto como buena señal, y Josephine fue movida de su convento a una capilla donde se la podía venerar.

Fue un momento auspicioso para el monasterio, fundado en 1074 por el conde Ortolf y su hermana Wiltrudis, el último de la familia noble de la Ratoponen. Josephine había nacido en el convento de monjas, y había vivido una existencia ortodoxa. Su único contacto con los hombres era el abad, aunque su estilo de vida fue examinado por cuestiones de fe.

Josephine dio a luz una niña a los 8 meses de embarazo, lamentablemente moriría en la labor de parto debido a la pérdida de sangre. La niña fue bautizada como María siendo recibida con entusiasmo por las monjas más no así por el consejo de Benedicto XIV quienes esperaban un varón para usarlo como un nuevo seudo mesías y anunciar la segunda venida de Cristo.

A pesar de esto la multitud empezó a venerar a la niña, la consideraban una santa, la visitaban todos los días y pronto se convirtió en un estandarte femenino. Escribiría varios libros sobre el mal trato que recibía la mujer en la institución eclesiástica, tratados que eran recibidos de muy buena manera por el pueblo.

Poco a poco la iglesia católica temía el ascenso de una nueva María amenazando ser cabeza de la institución.

Súbitamente, a la edad de 33 años, María cae enferma. Los síntomas se agravan y muere repentinamente. Al inicio su deceso fue visto como otro signo mesiánico, al ser la misma edad en la que supuestamente murió Jesucristo. Las monjas, compañeras inseparables de María, embalsamaron sus restos y en el proceso descubrieron que estaba embarazada, el feto había muerto quien sabe hace cuánto y fue el responsable de ocasionar el fallecimiento de María.

El secreto fue guardado y sus restos pasaron de generación en generación. Lo único que quedó de ella fue una parte de su cráneo colocado con su rosario en una caja de madera, un vial de su sangre dentro de un pequeño recipiente de vidrio, y acompañando al conjunto dentro de una caja de pan de oro un mechón de su pelo y un fragmento de su segundo tratado religioso en pro de la mujer.

Debido a la fama sus restos fueron analizados tanto a inicios del siglo XX como en la década de 1950, y dichos estudios encontraron que sus despojos contenían desequilibrios hormonales únicos.

María, al igual que su madre, había sido hermafrodita, capaz de autofecundarse espontáneamente y dar a luz, una condición extremadamente rara que puede llegar a ser mortal.

Un mito verdaderamente fascinante que bien podría explicar las inmaculadas concepciones de los tiempos bíblicos, una teoría más para la supuesta concepción de Jesucristo.

Se dice que el cuerpo de María fue decapitado luego de su muerte a manos de los clérigos fanáticos conscientes del embarazo de ésta, creyendo que fue obra demoníaca más que divina.

Sea como fuere sabemos muy bien que cada mito esconde algo de realidad, quizá esta historia está hermanada con aquella de la carta de Tarot ‘La Papisa’, la única mujer que logró ser sumo pontífice disfrazándose de hombre y delatándose al dar a luz en plena recreación del vía crucis para luego morir apedreada por la multitud.

jueves, 19 de enero de 2017

Le Nuit - Historias de terror



Charles era un músico francés especializado en el Ambient, un género musical enfocado a evocar entornos o ambientes, antes que en crear melodías. Admiraba a The Orb, a Pete Namlook, a Aphex Twin (antes de despertar su vena electrónica), y a muchos otros grandes del género, pero sobre todo a Tangerine Dream y a Lustmord, padre del Dark Ambient, que lo había deslumbrado con Metavoid y su poder para transmitir los abismos del cosmos, o Heresy y sus sonidos subterráneos, idóneamente combinados para un gran viaje imaginario al infierno.

Charles ya había hecho cosas grandes, pero ahora tenía en mente algo más experimental y, en cierta forma, personal. Le llamaría “La Nuit” (“la noche” en francés) a su nuevo álbum, en el cual tendrían protagonismo los propios sonidos que él hacía al dormir. Imaginó su bostezo, el viento agitando su ventana, los perros que a veces ladraban en la lejanía, las lechuzas y su poder para darle a las tinieblas un ropaje acústico que reflejara a las temidas brujas de la Edad Media: esos y otros ruidos naturales, dispuestos sobre un sutil fondo melódico, casi seguramente con varias capas en algunos intervalos de la composición… Podría ser magnífico, podría orientarlo hacia evocaciones que topen con lo surrealista, o probar a crear algo equivalente al realismo mágico pero en el campo musical.

Visionando su nuevo proyecto, Charles compró equipos acústicos de avanzada tecnología, eligiendo las mejores marcas disponibles. Esos equipos debían captar no solamente los ruidos que él hacía al dormir, sino todos los sonidos de su entorno, tanto cercano como, hasta cierto punto, lejano. Y es que vivía en un área rural, dentro de una casa grande que no compartía sino únicamente con invitados ocasionales. Eso resultaba perfecto para el proyecto, porque no se escucharían alarmas de coches, ni nada que demostrara la agitación de la urbe y el artificio de la tecnología, tan distante de la naturaleza y su potencial para reflejar la esencia primigenia de la noche.

Así, fue un 27 de septiembre cuando por fin tuvo todo listo, durmiéndose pocos minutos antes de la medianoche. Cabe aclarar que, para Charles, “dejar todo listo” no implicaba únicamente ubicar los equipos en posiciones estratégicas, sino también impedir que ciertos “objetos” aparecieran en la grabación, por lo cual desconectó los teléfonos y todos los aparatos que pudieran hacer ruido. Cerró la puerta de su cuarto y de la sala. Además trasladó a su perro con un pariente, ya que a veces el animal se ponía a ladrar de noche, y podría resultar un problema en el audio. Finalmente, antes de dormir revisó cada rincón de la casa, asegurándose de que estuviese completamente solo.

A la mañana siguiente, cuando los primeros rayos del sol entraron por la ventana y lo despertaron, Charles corrió a recolectar la grabación obtenida a través de los aparatos. Su tos nocturna, la cama chirriando cuando él intentaba acomodarse, los perros de una granja cercana, un avión que infortunadamente pasó cerca. Todo bien, excepto cuando revisó el intervalo que va desde las 3:00 am hasta las 4:00 am. Y es que, a las 3:24 am precisamente, escuchó claramente que la puerta de su cuarto se abría. No, no era otra puerta: era esa, y lo sabía porque aquella puerta siempre hacía un ruido particular al abrirse, debido a un problema que no había solucionado por considerar de poca importancia. Estaba aterrado, más aún cuando recordó lo que siempre había considerado una superstición: que las 3 de la madrugada era la hora de mayor actividad paranormal, la Hora del Diablo. Intentando calmarse, revisó los equipos y se enfocó en el que estaba cerca de la puerta de la sala: escuchó obsesivamente cada hora de grabación, sin encontrar que en momento alguno se haya abierto tal puerta… ¿Cómo podía ser? era la única puerta para ingresar en aquel cuarto, y las ventanas de abajo no se podían abrir ni cerrar, eran de vidrio fijo colocadas sobre cemento. Además las puertas tenían cerrojo; entonces: ¿era acaso un fantasma? Siempre había escuchado que de noche los espíritus se manifestaban más, porque el mundo y los vivos hacían menos ruido. Sí, ahora ya lo tenía claro, ahora por fin comprendía que “Le Nuit”, el título de su álbum, era mucho más grande de lo que había pensado, mucho más misterioso y… algo aterrador.

miércoles, 18 de enero de 2017

Alexia (cortometraje) - Videos de terror



Franco se siente prisionero de las redes sociales. Allí observa el perfil de Alexia, su ex novia, en el día del cumpleaños de ella. Aunque Alexia ya lleva un tiempo fallecida, habiendo cometido un trágico suicidio, su perfil en las redes sociales sigue activo y sus seres queridos le dejan mensajes de cariño. Siendo convencido por su actual novia Franco se anima a borrar a Alexia de sus contactos definitivamente para poder seguir adelante con su vida. Sin embargo su computadora comienza a funcionar de manera extraña y algo siniestro se manifiesta a través de la web. Quizás no baste un CLICK para dejar el pasado atrás.


martes, 17 de enero de 2017

Clown-O-Gram (cortometraje) - Videos de terror



Nota: El siguiente cortometraje contiene diálogos en inglés.


"Un hombre recibe a un payaso en la puerta de su casa como sorpresa de cumpleaños. Curioso lo deja entrar e inmediatamente logra darse cuenta que hay algo más en aquel individuo disfrazado que el solo hecho de ser espeluznante.
El show privado que le brinda el simpático ser se torna incómodo y el cumpleañero sincerándose le dice que se retire ya que lo esta asustando. El payaso, ofendido, comienza a largarse del lugar cuando inesperadamente todo cambia de un segundo a otro".


lunes, 16 de enero de 2017

The Smiling Man - Sonrisa diabólica (Cortometraje) - Videos de terror



El experto en efectos visuales A.J. Briones nos trae con su segundo corto un film oscuro y, sobre todo, muy escalofriante con tan solo dos únicos protagonistas, una pequeña niña y un extraño ser diabólico (The Smiling Man).

Este nuevo cortometraje está auspiciado nada más y nada menos que por Blumhouse la productora de moda dentro del terror responsable de éxitos como Paranormal Activity, Insidious, The Purge o Sinister entre muchas otras.

El corto ha conseguido numerosos premios en diferentes festivales especializados incluyendo el premio al “Mejor cortometraje” en el Shriek Fest o al “Mejor director” en el Midnight Horror Shorts Fest.

Una pequeña niña sola en su casa deberá hacer frente a la maldad en estado puro.

El guión contiene todos los alicientes para ponerte los pelos de punta. Una jovencita sola en una casa, un monstruo extraño, repelente y un poco surrealista pero con ese toque humano que desconcierta más aún. La inspiración para la historia proviene de un conocida CreepyPasta, sobre un misterioso hombre sonriente.

Como el propio director comenta acerca de su corto:

"The Smiling Man fue para mí un ejercicio de estilo, de construcción de la tensión, poder utilizar eso como método para asustar a un gran número de espectadores. Quería que la narración fuera principalmente visual, sin ningún dialogo. También trata sobre el fin de la inocencia y el oscuro mundo de los hombres. Espero que algún día pueda desarrollar más la historia y convertirlo en un largo".

El corto ya se puede ver libremente en la web así que siéntate en tu sofá favorito, apaga las luces y prepárate a pasarlo realmente mal con la historia bizarra y terrorífica de Smiling Man. El film tiene una duración de 7 minutos. Te lo recomendamos.



FUENTE: www.elprimoderidleyscott.es (por Emilio Gutiérrez Rodríguez)

jueves, 12 de enero de 2017

El experimento ruso del sueño - Historias de terror y Cortos



A fines de los años 40, cuando aún la Unión Soviética era gobernada por el puño de acero de Stalin, un grupo de científicos rusos decidió llevar a cabo un experimento en que, a base de un gas estimulante, se mantendrían despiertos a cinco sujetos por un periodo de quince días.

Primeramente los cinco individuos fueron conducidos a un entorno cerrado a fin de que se pudiese monitorear el empleo de oxígeno, ya que el gas estimulante resultaba letal en elevadas concentraciones. A fin de observar cuidadosamente cada detalle del experimento, y ya que en ese entonces todavía no existía el sistema de “circuito cerrado” con cámaras de vigilancia, se emplearon micrófonos y unas ventanas con vidrios de 5 pulgadas de espesor. Por otro lado, la habitación contaba con libros, mantas para dormir cómodamente (aunque sin camas), agua corriente, un baño y provisiones alimenticias que alcanzaban para que los cinco sujetos sobreviviesen un mes entero.

Pero… ¿qué habían hecho aquellos individuos para estar allí? Eran prisioneros políticos y militares enemigos capturados durante la Segunda Guerra Mundial. Stalin había dicho una vez que “la violencia es el único medio de lucha, y la sangre el carburante de la historia” y, en concordancia con esa manera de pensar, miles de individuos habían sido torturados, enviados a trabajos forzados en Siberia, o asesinados con un tiro en la nuca. Pero el destino de estos prisioneros sería aún peor…

Durante los primeros cinco días todo estuvo relativamente bien y pocas eran las quejas, en gran parte porque los habían engañado, prometiéndoles la libertad si se sometían a la sencilla prueba de no dormir por 15 días. Curiosamente y ya en ese breve intervalo inicial de 5 días, los investigadores notaron que, mientras más tiempo pasaba, los sujetos se mostraban más propensos a hablar sobre eventos traumáticos de su pasado.

El primer punto de inflexión vino después de los 5 días iniciales, pues los sujetos comenzaron a quejarse de los hechos que, según ellos, los habían conducido a terminar en el experimento. Sus miradas ya no eran las mismas, sus gestos y actitudes denotaban el inicio de la paranoia. La camaradería de los días pasados se resquebrajó y dio paso a cinco individuos desconfiados, que ya no hablaban entre sí y que murmuraban alternativamente en los micrófonos, tratando de no ser vistos por sus compañeros y evidenciando que pretendían ganarse la confianza de sus captores al traicionar a sus camaradas. En opinión de los científicos, los cambios de conducta de los sujetos eran un efecto del gas y la privación de sueño.

Ya en el noveno día, uno de los reclusos comenzó a correr como loco por toda la habitación, gritando sin parar… Así se mantuvo unas tres horas, en un espectáculo atroz donde su voz, como consecuencia del desgaste de las cuerdas vocales, se tornó cada vez más ronca; además, naturalmente el hombre cayó algunas veces, pero siempre se volvía a levantar, pese a que estaba bañado en sudor e incluso llegó a escupir sangre antes de no poder dar más que alaridos ocasionales y, finalmente, caer presa del silencio, debido al evidente deterioro de sus cuerdas vocales.

En cuanto a sus compañeros, mostraron inicialmente una escalofriante indiferencia: seguían murmurando en los micrófonos, encerrados en sí mismos. Sin embargo, cuando un segundo sujeto se puso a correr y a gritar como el primero, dos de los tres que permanecían callados agarraron algunos libros, les arrancaron las páginas, defecaron, las cubrieron con sus heces y las empezaron a pegar en las ventanas de la habitación, tras lo cual los dos que habían tenido un episodios de locura dejaron de correr y, el que aún gritaba dejó de chillar.

Tres días después, los investigadores quisieron revisar los micrófonos; puesto que, desde lo sucedido con las ventanas, no se había escuchado palabra alguna o ruido en los micrófonos, pese a que el consumo de oxígeno indicaba que los sujetos vivían y que el nivel de utilización de dicho recurso era propio de quienes realizan ejercicios extenuantes…

Llegado el día 14, la preocupación por el estado de los voluntarios era muy grande y los científicos hicieron algo que inicialmente no pensaban hacer ya que podía alterar el curso del experimento: trataron de llamar la atención de los sujetos de prueba. Para ese fin, emplearon un intercomunicador que hasta el momento había pasado desapercibido por los cinco prisioneros, quienes en ese momento escucharon una voz fría y autoritaria que les decía: “Abriremos el cuarto para comprobar el estado de los micrófonos. Aléjense de las puertas y acuéstense con las manos atrás en el suelo o se les disparará. A uno de ustedes se le otorgará la libertad si obedecen”. Entonces, desde uno de los micrófonos, una voz dijo, en tono terminante y sin encontrar oposición en otras voces, algo que dejó atónitos a los investigadores: “No queremos ser liberados”.

Lo antes descrito suscitó gran debate entre los científicos y los militares responsables del proyecto. Se intentó varias veces y en vano comunicarse de nuevo con los sujetos, pero estos no respondieron ante lo escuchado desde el intercomunicador. Así pues, al anochecer del día 15 se decidió abrir la puerta de la habitación y ver lo que por días cubrieron aquellas páginas arrancadas y llenas de excremento que, como viles trofeos de la miseria humana, tapaban los gruesos cristales del maldito recinto.

Antes de entrar, los investigadores extrajeron el gas de la habitación y empezaron a introducir aire fresco en ella, pero entonces comenzaron a escucharse montones de quejas en los micrófonos. Eran tres voces que, rogando en nombre de sus seres queridos, pedían que volvieran a mandarles más gas estimulante. No haciendo caso a su pedido, el suministro de gas no se repuso y, cuando por fin abrieron la puerta, los sujetos de prueba vociferaron, con excepción del que tenía dañadas las cuerdas vocales, los alaridos más fuertes y espantosos que jamás habían escuchado en toda su vida aquellos aterrorizados soldados. Y es que nada, ni siquiera las balas zumbando en el campo de batalla o los cadáveres regados por las calles de Stalingrado, se equiparaba al horror dantesco que tenían en frente…

Gran parte de la comida, que habría bastado para los últimos cinco días del suplicio, quedó intacta. Todo el suelo estaba cubierto de una repugnante mezcla de sangre, agua, heces, orina, producto de que el hueco de drenaje en el centro de la habitación, había sido tapado con trozos de carne de las costillas y pantorrillas del sujeto muerto, cuyo cadáver yacía arrimado en la esquina izquierda del fondo, con la boca abierta, la cabeza ladeada, y la mirada inerte, aunque con un inusual gesto que parecía congelar la experiencia inefable de quien ha alcanzado la escabrosa cima del tormento.

En cuanto a los supervivientes, estaban en tales condiciones que habrían hecho parecer criaturas de aspecto agradable a los zombis: se notaba que se habían arrancado pedazos de piel y carne con sus propias manos, ya que las puntas de sus dedos estaban destrozadas, y el hueso estaba expuesto en zonas donde no habrían podido sacar carne con sus propios dientes. Por otra parte, además de las heridas provocadas por la carne y la piel que se habían arrancado, todos tenían incontables lesiones, la mayoría de ellas autoinfligidas. Y en cuanto al daño causado a sí mismos, era algo tan atroz que, debido principalmente a toda la cantidad de músculo intercostal que ya no tenían, podían vérseles los órganos internos, a causa de no haber comprometido suficientemente a sus órganos vitales como para perecer, excepto aquel que ahora reposaba muerto en la esquina, pues le faltaba aproximadamente medio hígado… Tenían los intestinos expuestos, palpitando por la comida que habían ingerido recientemente, y que no era el atún ni nada que contuvieran las latas en conserva que les dejaron para alimentarse decentemente, sino su propia carne.

Ninguno de los soldados quiso volver a entrar, pese a que la gran mayoría formaba parte de las Fuerzas Especiales. Por si fuera poco, uno de ellos se puso a llorar como si hubiese visto a su madre cortada en trozos… En cuanto a los cuatro supervivientes, pedían con desesperación que se les volviese a suministrar gas. “¡No quiero dormir, no quiero dormir!”, gritaba uno de ellos con la voz empañada en llanto y desesperación, tal y como quien, ante la amenaza de ser ejecutado, grita histéricamente “¡no quiero morir, no quiero morir!”. Y es que todos querían estar despiertos: esa era su adicción, eso era lo único que importaba. La dignidad, la esperanza, las memorias del pasado, todo se había hundido, el sentido de la vida se había reducido a la persecución desesperada de mantener los ojos abiertos, y el cerebro activo, no ya para pensar la realidad u orientarse en ésta, sino porque, la sensación de vitalidad propia de estar bien despierto, había pasado a tener el valor de la vida misma.

Ahora, y si bien ningún soldado quería regresar, tuvieron que obedecer las órdenes de sus superiores y volver a aquella pequeña sucursal del infierno, donde los cuatro dementes, que sólo querían permanecer en el cuarto para recibir más gas, presentaron la fuerza de auténticos poseídos por el Demonio, mostrándose tan salvajes que incluso lograron matar a uno de los guardias abriéndole la yugular de un mordizco, y lastimando a otro de gravedad al presionar fuertemente la arteria femoral y los testículos, con tanta rabia que literalmente se los reventaron. Los soldados tenían la orden de preservar la vida de los sujetos de prueba así que no pudieron dispararles. Continuando con las desgracias dos militares más fueron víctimas por accidente del experimento y otros cuatro acabaron suicidándose en las semanas posteriores al nefasto día, sumando cinco los que murieron por causa del experimento sin ser parte del mismo.

Otro caso lamentable fue el de uno de los sujetos de prueba. El hombre sufrió una hemorragia después de dañarse el bazo cuando intentaba agredir a los soldados; intentaron sedarlo, pero ni siquiera con la dosis de morfina multiplicada por diez se consiguió controlarlo, pues seguía agitándose como un animal salvaje, y hasta logró romperle el brazo y las costillas a uno de los médicos que intentaban ayudarlo. Habiendo destrozado los amarres y estando fuera de sí, el sujeto fue acorralado en una esquina de la sala médica por los guardias. Nadie se le acercaba, todos se limitaban a impedir que la bestia humana cometiera más destrozos. “¡Máaaaas, máaaaas!”, gritaba el sujeto, con los ojos desorbitados, la cara marcada por arañazos que se había autoinfligido en su desesperación por el gas, y las manos puestas en un ademán de ira, impotencia y súplica. Así permaneció por tres minutos enteros donde su corazón latía al máximo posible: “¡Máaaaas, máaaas!”, se escuchaba por toda la sala, primero como un alarido brutal e intimidante, posteriormente como un alarido atenuado, después como un murmullo agónico y vencido, y finalmente como una boca abierta de cuyo fondo no salía otra cosa sino el silencio, triste presagio de la muerte que lo tocó cuando se desplomó de improvisto.

En cuanto a los supervivientes restantes, se los pudo inmovilizar y conducir a distintas instalaciones médicas: dos de ellos, aún con las cuerdas vocales intactas, no dejaban de vociferar pidiendo gas… El tercero, que era el más herido, no pudo ser calmado con morfina, por lo que usaron un sedante distinto que sí logró contenerlo, sin embargo su corazón dejó de latir cuando sus ojos se cerraron; posteriormente, en la autopsia, se determinó que sus niveles de oxígeno en la sangre eran anormalmente altos.

Otro de los sujetos, aquel que tenía destruidas las cuerdas vocales, giraba la cabeza en señal de negación cuando le plantearon anestesiarlo para la cirugía. Se decidió no sedarlo, y sorprendentemente el sujeto empezó a hacer movimientos violentos de afirmación: era increíble, tanto le importaba estar despierto que prefería aguantar el dolor de la cirugía con tal de no dormirse… Seis largas horas duró la intervención, dentro de la cual se intentó cubrir los principales daños que el propio sujeto había causado en los órganos de su caja torácica. Según relató una traumatizada enfermera que colaboró con los médicos durante la operación, el paciente sonreía de una manera extraña y enfermiza cada vez que hacía contacto visual con ella. Era como si se complaciera en mostrarle la capacidad que tenía para deleitarse ante su propio tormento, como si eso que le estaban haciendo fuera algo rutinario, algo habitual…

Una vez que la cirugía acabó, el paciente miró a los que estaban allí presentes y empezó a hacer gestos para indicar que quería algo para escribir. Entonces el cirujano tomó un cuadernillo que estaba cerca, y se lo dio junto con un bolígrafo. “SIGUE CORTANDO”, escribió el sujeto, con letras mayúsculas que evidenciaban un pulso tembloroso, producto de un insano estado de alteración emocional.

En cuanto al último de los supervivientes, fue enviado a la sala de cirugía, donde decidieron operarlo sin anestesia después de ver lo ocurrido con el sujeto antes descrito. En su caso, tuvo que inyectársele un líquido paralizante porque no dejaba de reírse a carcajadas, agitándose tanto que hacía imposible la intervención sin anestesia. Lo único que podía mover eran los ojos, y aún en tan pequeño margen de libertad motriz se evidenciaba la locura, el disfrute ante lo que estaban haciéndole…

Una vez que pasaron los efectos del líquido paralizante, el sujeto volvió a pedir gas. Cuando le preguntaron por qué él y sus compañeros se lastimaban y por qué necesitaban tanto el gas, el hombre se limitó a decir en forma lacónica y con tono de absoluto convencimiento en sus palabras: “Debo permanecer despierto”.

Los dos supervivientes finales continuaron siendo atendidos por los médicos.

Cuando los militares que idearon el proyecto vieron que las cosas no habían salido tan bien como se esperaba, les reclamaron fuertemente a los científicos e incluso ordenaron ejecutar con inyección letal a los dos sujetos de prueba que aún vivían. No obstante, antes de que se cumpliese la orden de ejecución, el líder de los militares al mando del proyecto, un ex agente de la KGB, volvió a pensarse la decisión inicial y, contemplando potencial en los resultados, hasta ahora desalentadores, ordenó mantener vivos a los dos supervivientes, a fin de ver qué pasaba si los exponían nuevamente al gas que tanto habían pedido y que hasta el momento se les había negado. Los científicos, traumatizados por su experiencia, se negaron rotundamente y aludieron tanto por razones éticas de carácter humanitario, como razones de pura conveniencia personal; aunque, como era de esperarse, el militar impuso su autoridad: “Continúen con el experimento y háganlo bien, si no quieren terminar siendo ustedes los sujetos de prueba”. Nadie osó reír: sabían que para muchos militares soviéticos no representaba nada acabar con una vida humana, e incluso uno de los investigadores, al escuchar las amenazas del comandante, recordó el caso de su primo Yuri, que murió con una bala en el cerebro por negarse a experimentar con un prisionero de guerra nazi.

Una vez que los dos supervivientes se enteraron de que al fin recibirían el gas, mostraron una alegría inmensa. Hasta el momento, se las habían ingeniado para permanecer despiertos: uno de ellos cantaba una canción, y el otro, que tenía dañadas las cuerdas vocales, se la pasaba dibujando. Cuando el sueño parecía vencerle, se mordía la boca hasta sangrar… su sonrisa fue demencial cuando supo que le darían gas nuevamente como si estuviese viendo quién sabe qué maravilla inaccesible a la imaginación común…

Antes de ser reintroducidos en la habitación, se les colocaron medidores de ondas cerebrales que sorprendentemente, se mostraban normales casi todo el tiempo, aunque con breves líneas rectas que después desaparecían, y que eran semejantes a las experimentadas durante la muerte cerebral. El prisionero que aun podía hablar, al sentir que se adormecía durante cada intervalo de línea recta, entró en desesperación y comenzó a gritar: “¡El gas, rápido, rápido! ¡El gas, el gaaaas, el gaaaas!”. Conteniendo sus ganas de reír, el comandante ordenó que se cerrara la habitación con tres de los científicos. Al escuchar la orden uno de ellos recordó una conversación que había escuchado entre uno de los soldados y el comandante mientras estaba de incógnito en el baño:

Dígame, capitán, ¿qué le parece si dejo a algunos de los científicos junto a los locos? Quizá también a ellos les guste el gas, ¿no cree? Sobre todo Ivanov, que ha estado mirándome de manera resabiada, no vaya a ser que se le suba el gas a la cabeza e intente matarme, ¡hahahahahahahahaa!

Si me lo permite, creo que la medida es demasiado severa, mi comandante. Creo que mejor sería mandarlos a Siberia.

¿A Siberia? Pero si van a estar bien felices con el gas, ¿no ve que el gas es el sentido mismo de la vida? Quien prueba el gas, no quiere ya nada. Imagínese, capitán, una inhaladita y nunca más sufrirá por dinero, por mujeres, por ideales, ¡por nada! Vamos, no me mire así, estoy bromeando, camarada.

“No, no estás bromeando, bastardo”, pensó Ivanov tras recapitular la conversación en su cabeza.

Antes de que se cerrara la puerta y llegaran tres soldados enviados para encargarse de la situación, reparó en que el escolta de su superior había dejado su revólver en una silla, y temblando de ira lo tomó, le disparó al comandante, le voló la cabeza al prisionero mudo y se puso en una esquina, apuntando al único sujeto de prueba que quedaba, aprovechando que los otros dos científicos habían huido y el escolta también. No quería matar ni morir, pues si moría dejaría de ser para siempre (era un marxista en toda regla), y si vivía se sentiría aún más culpable por matar a un hombre de ciencia en nombre de un proyecto perverso, cuyos abominables frutos lo habían hecho replantearse su lugar en el mundo desde el día en que abrió esa puerta maldita y ver aquellos que no podían ser llamados “humanos”, “bestias” o “monstruos”, que eran como cinco espejos crueles y a la vez como cinco preguntas: espejos, porque mostraban lo peor que sabemos de nosotros mismos, eso que se refleja en las maldades que les hacemos a nuestros semejantes; preguntas, porque mostraban algo escalofriante, una parte de nosotros que no conocemos, que solo intuimos levemente, que no nos atrevemos a preguntarnos qué es, pero ahora, en esos cinco ex-humanos, se erguía poderoso e imponía, en cualquiera que lo percibiese, la necesidad de preguntarse qué era “eso”…

“¡No me encerrarán con esta cosa! ¡No contigo! ¡¿Qué eres?! ¡Necesito saber!”, dijo el científico de bata blanca, mirando a “eso” que tenía en frente suyo, esperando una respuesta antes de que le dispararan o lo detuviesen, cosa que increíblemente no había ocurrido aún.

Con una sonrisa demencial y perversa, tal y como si fuera el portador de un secreto prohibido empañado en decadencia, el prisionero miró al techo, volvió a mirar al científico y le dijo con deleite, queriendo perforarle el alma con la negrura de una verdad encarcelada por la cordura: “¿Tan fácilmente te has olvidado de mí? Somos ustedes, somos la locura que está encerrada en todos ustedes. Somos la locura que ruega por libertad en cada momento de sus vidas, desde lo más profundo de sus mentes animales. Somos aquellos de lo que se esconden en sus camas todas las noches. Somos lo que duermen, silencian y paralizan cuando se van a su cielo nocturno, donde nosotros ya no los podemos alcanzar.”

Nadie habló mientras “aquello” hablaba a través del prisionero, excepto el científico que sostenía el arma y, sin poder soportar el Evangelio de la Locura, apuntó al corazón de aquel demente y disparó. “Casi…tan…libre”, le escuchó musitar, sin creérselo porque acababa de destrozarle el corazón y allí, en la sala de control, sus compañeros veían que la pantalla de actividad cerebral no mostraba señal alguna de vida. “Eso” que habló ante el asombro de todos había callado por fin, pero solo en los labios del pobre individuo que se sometió a aquel experimento. En las mentes de los investigadores, de los soldados, del lector de este creepypasta, “eso” seguirá susurrando en cada uno de nosotros, quizá mostrándose en aquellos breves lapsos que algunos de nosotros tenemos, lapsos en que el gobierno de la razón colapsa ante el peso de la realidad, y la locura, siempre más fuerte que las mayores calamidades de la vida, toma el control con voluntad libertadora…

lunes, 9 de enero de 2017

IM_HAPPY.GIF - Historias de terror



El 12 de marzo del año 2007, un usuario anónimo publicó una imagen de formato .gif en el foro /b/ de 4chan. El título de la misma era “IM_HAPPY.GIF”, y mostraba el conocido emoticon de la carita feliz amarilla (tan utilizado en las redes sociales hoy en día), aunque con los ojos y la boca realistas, sobrepuestos en el círculo amarillo como tres rectángulos en blanco y negro, que mostraban los labios y los ojos de una mujer, respectivamente.

Quienes hicieron clic sobre la imagen, vieron que la sonrisa inicial se transformaba en una mueca grotesca, que los ojos tomaban un aspecto furioso y de pronto la cara gritaba, tan fuerte que, quienes estaban con auriculares, tuvieron que desconectarlos, o bien bajar el volumen, con el riesgo de exponer sus tímpanos a graves daños. Pero lo peor estaba por venir:

Animales torturados, que se revolcaban con mirada inocente en medio de mataderos, o a los cuales les arrancaban la piel, les prendían fuego, les quitaban extremidades u otras cosas similares; violaciones reales, cuya autenticidad se notaba en detalles como escombros de casas y edificios al fondo (algunas eran de la Segunda Guerra), compañeros de prisión o enfermos de centros psiquiátricos, todos mirando de una manera particular la cual sólo grandes actores podrían conseguir; Hiroshima y Nagasaki estallando, Londres siendo bombardeado; fetos abortados, moviéndose con horror en la placenta, tratando de escapar de las pinzas metálicas de algún médico sin corazón; cuerpos colgando de gente ahorcada, cabezas rodando tras recibir el golpe de la espada, sujetos gritando de forma desgarradora en las sillas eléctricas, individuos llorando antes de la inyección letal; y muchas, muchas atrocidades más, todas pasando a gran velocidad, tan rápidamente que el espectador no podía percibir cada cosa aisladamente, pero todo iba quedando en su mente, como los huevos que pone la mosca y después son larvas, que se multiplican, incrementando la putrefacción…

Un verdadero infierno, comprimido en 5 minutos y finalizado con estas sarcásticas palabras: “Have a nice day”, que en español significa “tenga un buen día”… Después de eso, todas las ventanas y pestañas de internet se cerraban solas, y las computadoras se quedaban paralizadas, sin poder apagarse o reiniciarse manualmente.

Se cuenta que, aquellos cuyas computadoras fueron infectadas, fueron encontrados en sus casas desollados y mutilados, sobre enormes charcos de sangre, y con una carita feliz en el suelo, junto a sus cadáveres.

El fundador de 4chan, m00t, ha afirmado que jamás existió el gif, y que los asesinatos de los que se habla no tienen relación alguna con el gráfico en cuestión. Pero entonces… ¿fueron reales tales asesinatos?, y en caso de ser afirmativa la respuesta ¿dejaron aquel famoso emoticon en la escena del crimen?.

Finalmente si m00t dice que la imagen jamás existió (con las características que le atribuyen): ¿por qué banea a todo aquel que intenta publicarla? Dicen que la imagen sigue oculta en algún lugar de los archivos del foro, aunque no hay constancia de esto. Y es que, si en verdad existe una carita feliz con el poder destructor del que se ha hablado, es mejor que siga oculta…

ORIGEN: Se desconoce el origen de esta leyenda, pero es posible que haya habido un gif, actualmente desaparecido o muy difícil de encontrar, que realmente se transformaba, gritaba y daba paso a escenas atroces, aunque la ficción del creepypasta ha exagerado el carácter de estas escenas, y ha inventado los supuestos asesinatos con caras felices junto a los cadáveres. Quizá, quien inventó el creepypasta se inspiró en el asesino serial Keith Hunter Jesperson, conocido como “El Asesino de la Cara Feliz”.


FUENTE: www.creepy-pastas.com

jueves, 5 de enero de 2017

¿Con quién hablaba? - Historias de terror



Hace unos días conocí a Laura, una chica realmente atractiva. Luego de hablarle conseguí entablar una pequeña amistad con ella y le pedí su número de contacto para continuar la conversación a través de Whatsaap.

Hola, ¿cómo estás?— Preguntó la chica.

Muy bien— Respondí mientras me acostaba en la cama.

¿Sabes? Hoy te vi caminando cerca de mi casa. Creo que vivimos en el mismo barrio, es increíble que no te hayas dado cuenta—.

Wow, no puedo creerlo, que tonto soy...

jajaja, oye he pensado en ir visitarte, estoy sola y aburrida, ¿Qué tal si me das tu dirección?, la pasaremos bien—.

Con gran rapidez le di la información de mi domicilio y organicé todo para su llegada. Cabe aclarar que estaba solo y mis padres no volverían en todo el día.

Pronto me di cuenta que le había pasado erróneamente la numeración de mi casa, por lo que le volví a escribir explicándole mi despiste. Note en seguida que no recibió el mensaje, tal vez tenía el celular apagado, pensé. Entonces llamé a su teléfono fijo y del otro lado un policía atendió:

Se encuentra llamando sobre la escena de un crimen, ¿quién habla?—.

¿Qué?, ¿Cómo la escena de un crimen?— Pregunté extrañado.

Encontramos el cuerpo de una joven hace unas 3 horas, ¿Es usted un familiar?.

Colgué de inmediato. Después de asimilar la situación me convencí a mi mismo de que era imposible que hubiera hablando con ella hace unos instantes.

Minutos después mi celular recibió una notificación, ¡Otra vez ella! ¡No puede ser!. Con mano temblorosa la eliminé de entre mis contactos.

Ahora estoy confundido, no es fácil digerir todo lo que pasó. Sin embargo por otra parte me siento aliviado de mi error. Aún me sigo preguntando ¿Con quién diablos estaba hablando?.

martes, 3 de enero de 2017

El bailarín sonriente - Historias y videos de terror



... Doble en la esquina con la intención de volver al departamento cuando lo vi por primera vez. Lejos, al final de la calle y en el mismo lado de la acera que yo, estaba la silueta de un hombre bailando. Era un baile extraño, casi como un vals, pero terminaba cada paso avanzando un poco hacia delante. Se podría decir que danzaba y caminaba hacia mí al mismo tiempo.

Creyendo que probablemente estaba borracho, me alejé de la vereda para darle espacio y que pudiera pasar. Era alto, delgado, y vestía un viejo traje.

Al acercarse pude contemplar su rostro. Sus ojos estaban abiertos, casi salían de sus órbitas. Tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás y miraba al cielo perdidamente. Su boca estaba abierta en una sonrisa dolorosa.

Al ver aquello crucé la calle inmediatamente antes de que el hombre se arrimara lo suficiente.

Le quité la vista por un instante y cuando llegué del otro le regresé la mirada … me quedé paralizado. Había dejado de bailar, estaba con un pie en la calle y el otro en la vereda como si justo lo hubiese descubierto asomándose hacía mí. Continuaba vislumbrando el cielo. La sonrisa en su rostro parecía haberse hecho más grande.

Sentí un profundo miedo. Comencé a caminar nuevamente sin quitarle la vista. No se movía.

Cuando ya estaba a más de media cuadra de él, voltee para ver el camino que tenía delante. Todavía conmocionado, volví a enfocar mis ojos hacía donde estaba el bailarín pero ya se había ido. Por un instante me sentí aliviado, hasta que lo visualicé de nuevo por el rabillo del ojo a mis espaldas. Había cruzado a la misma acera que yo y estaba en cuclillas. No tuve la certeza en ese momento, debido a la oscuridad y a la distancia, pero estoy casi seguro de que me estaba observando. No había apartado los ojos de él más que unos pocos segundos, por lo que claramente se había movido rápido.

Estaba bloqueado y me quedé allí, parado. Entonces comenzó a desplazarse nuevamente en mi dirección. Daba pasos exagerados sobre la punta de sus pies, como si fuera un personaje de alguna caricatura avanzando sigilosamente, aunque su ritmo era apresurado.

Me gustaría decir que en ese punto comencé a correr, que tomé mi spray de pimienta o mi celular, pero no hice nada de eso. Sólo me quede de pie, completamente congelado mientras aquel hombre sonriente se arrastraba hacía mí.

Se detuvo a unos dos metros de distancia, aun con aquella sonrisa larga, aun mirando hacia el cielo.

Cuando finalmente recuperé mi voz, le dije lo primero que se me vino a la mente. Pretendía preguntarle “¿Qué diablos quieres?” con un tono autoritario. Pero la única cosa que salió de mi boca fue “¿Qué diaaablo…?” bastante inaudible.

No sé si los seres humanos son capaces de oler el miedo, pero al menos pude escucharlo. Escuché el miedo en mi propia voz, y eso sólo me hizo empeorar. Él no reaccionó. Se mantuvo allí de pie, sonriendo.

Después de lo que pareció una eternidad, se volteó lentamente, y comenzó a bailar retirándose sin más.

Sin querer volver a darle la espalda, me mantuve contemplándolo hasta casi no distinguirlo en la lejanía. Entonces me di cuenta de algo. Ya no se alejaba, no bailaba. Observé con horror cómo la distancia entre nosotros disminuyó rápidamente. Ahora corría y esta vez estaba dispuesto a alcanzarme.

No dudé, yo también corrí. Corrí hasta que logre llegar a otra calle más iluminada y con más tráfico. Miré hacia atrás pero ya no pude verlo en ningún sitio. Durante todo el camino de regreso a mi apartamento, me mantuve vigilando por encima de mi hombro, siempre con el temor de volver a ver su estúpida sonrisa, pero afortunadamente no apareció más.

Viví seis meses en aquella ciudad, y nunca más volví a caminar en la noche. Recuerdo algo en su rostro que siempre me asustará. No parecía borracho, ni drogado. Aparentaba estar completamente loco. Y eso es algo muy aterrador de ver.


 
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