jueves, 28 de enero de 2016

El árbol del Diablo - Artículos



En Estados Unidos existe un viejo roble supuestamente maldito, pues bajo sus ramas se registraron linchamientos, asesinatos y suicidios.

En la colina de Somerset, en el Oak Hammock Park, dentro del Municipio de Bernards en Nueva Jersey, se yergue en una amenazadora soledad un viejo roble de aspecto siniestro, con sus ramas abiertas hacia el cielo, que desde lejos asemeja a una especie de tétrico espantapájaros con sus finos brazos mecidos por el viento. Los lugareños lo llaman “El árbol del diablo” (“devil’s tree” en inglés). Y el nombre no es accidental, pues la leyenda dice que bajo sus ásperas ramas se han registrado numerosos asesinatos, rituales satánicos y otros hechos de sangre.

La historia del árbol no es precisamente idílica. Los relatos orales más antiguos de la región afirman que el árbol fue utilizado por el Ku Klux Klan de la región para “ajusticiar” a personas de raza negra o afroamericanos, colgándolos de sus ramas. Entrado ya el siglo XX los hechos de sangre no remitieron, pues también se registró el caso de un granjero que vivía en las cercanías que se ahorcó en el mismo árbol después de matar a sus dos hijos. Así, el árbol de New Jersey cargó en sus ramas con más cuerpos humanos muertos que ningún otro árbol de los alrededores, sin mencionar que supuestamente se celebraron allí rituales satánicos y que el asesino en serie Gerard John Schaefer, un ex policía conocido como “el carnicero de Blind Creek” que cometió múltiples crímenes de jóvenes a principios de la década del 70′, evidentemente violó, mutiló, ahorcó y enterró allí a dos muchachas junto al árbol, volviendo días después para cometer abominables actos de necrofilia con los cadáveres. Por ello, no fueron pocos los lugareños que afirmaban que las raíces de este árbol no se nutrían de agua, sino de sangre. Y que su corteza y sus ramas absorbían la violencia y el terror de todos esos actos ominosos.

Las personas que han tenido el valor de acercarse al árbol también han entregado otros datos desconcertantes. Afirman que una sensación de opresión y desasosiego se apodera de ellos, como si en el ambiente se respirase la maldad, y que el árbol siempre se mantiene caliente al tacto, incluso si hace mucho frío y cae nieve, como si su madera fuera en realidad carne palpitante. Paradójicamente, el calor constante del árbol convive con pequeñas zonas frías en su corteza, de unos 2 metros cuadrados, las cuales permanecen así incluso en los meses de más calor (según el conocimiento parapsicológico, por cierto, el frío inexplicable es algo que suele acompañar a las presencias malignas). Además, se comenta que quienes han golpeado el árbol, se han burlado de él o incluso han orinado cerca de su tronco, han experimentado consecuentemente accidentes de tráfico o algún otro suceso nefasto.

Así las cosas, la pregunta más lógica es la siguiente: ¿Por qué nadie ha talado el árbol? Se comenta que en una oportunidad las autoridades municipales locales decretaron que el árbol fuera derribado, pero los trabajadores encargados de hacerlo no pudieron concluir su tarea. En sus dos intentos los obreros tuvieron percances con sus herramientas de trabajo, por lo que finalmente se desistió de talarlo. Desde entonces se asegura que el árbol del diablo tiene impreso el sello de la fatalidad y la muerte y se protege incluso a sí mismo, mandando mala suerte a quienes se atreven a ponerlo en peligro.

Con respecto al por qué de todos estos inexplicables fenómenos, algunos expertos han asegurado que este árbol, como cualquier ser vivo, simplemente absorbió las malévolas energías que se emitieron a su alrededor durante los últimos siglos, especialmente en lo relativo a los linchamientos, asesinatos y suicidios que se registraron a su alrededor. El árbol del diablo, hoy, sigue en pie en la colina Somerset de Nueva Jersey, como impávido y mudo testigo de los hechos macabros que sucedieron bajo sus ramas. Y una cinta de hierro está adosada a su tronco, para indicar a los visitantes e incautos que se alejen lo más posible de él.


FUENTE: www.guioteca.com (por Héctor Fuentes)


miércoles, 27 de enero de 2016

Los Doppelganger - Artículos



Conocidos también como duplicados paranormales o gemelos malvados, los doppelganger son considerados proyecciones espirituales de una persona.

La palabra alemana Doppelganger proviene de los vocablos “doppel” (que significa «doble»), y “ganger” (“andante»), y se refieren a los dobles fantasmagóricos de una persona viva. Y, por cierto, constituyen uno de los fenómenos paranormales más extraños y menos conocidos.

Los doppelganger, conocidos también como gemelos malvados, son considerados como duplicados paranormales de algunas personas, que pueden manifestarse junto al sujeto original o lejos de él. Con el tiempo, el término se fue ampliando para referirse sólo a personas muy parecidas físicamente, aunque existen ciertas leyendas urbanas que aseguran que toda persona tiene un doppelganger en algún lugar del mundo.

Por lo general, los doppelganger son considerados como señal de mal augurio o de muerte inminente. La mitología nórdica y germana, de hecho, asegura que ver el propio Doppelganger es un augurio de muerte (Según escribió una vez el dramaturgo sueco Strindberg: “El que ve a su doble es que va a morir”). Un Doppelganger visto por amigos o parientes de una persona, en cambio, puede ser sinónimo de mala suerte, mal augurio o indicación de una enfermedad grave o un problema de salud inminente.

Mientras algunos autores postulan que los doppelganger sólo pueden ser vistos por la misma persona que los origina, otros aseguran que pueden ser vistos por cualquier persona que conozca al doble original, creándose de ese modo un confuso escenario de mezcla de identidades.

Los casos más conocidos

No son pocos los casos documentados de doppelganger a través de la historia. Quizás el más conocido sea el del presidente norteamericano Abraham Lincoln, quien relató que en noviembre de 1860, en la noche de su primera elección como presidente de los Estados Unidos, mientras se disponía a descansar en un sofá, miró al espejo de la sala y, aparte de su reflejo, vio un segundo rostro de sí mismo, pálido y fantasmal. “Me vi reflejado casi en toda mi longitud, pero mi cara tenía dos imágenes separadas y distintas. La punta de la nariz de una de ellas estaba cerca de tres pulgadas de la punta de la otra. Yo estaba un poco molesto, quizás sorprendido, y me levanté y miré en el espejo, pero la ilusión se desvaneció. Cuando me acosté de nuevo vi la segunda cara por segunda vez, más clara, si cabe, que antes; y luego me di cuenta de que una de las caras era un poco más pálida – digamos cinco tonos – que la otra. Me levanté y la cosa se desvaneció de nuevo”. Según Carl Sandburg, biógrafo de Lincoln, “éste creía que esta extraña visión fue una señal de que sería elegido para un segundo mandato, y la palidez de la muerte de una de las caras significaba que no iba a vivir a través de su segundo mandato, cosa que efectivamente ocurrió con su trágico asesinato en 1865, mientras veía una obra de teatro”.

La emperatriz rusa Catalina La Grande también vivió una escalofriante experiencia con una doppelganger de sí misma. En 1796 la reina se encontraba descansando en sus aposentos cuando sus estupefactos guardias la llamaron con urgencia, y le dijeron que la habían visto entrar a la sala del trono. Cuando la monarca entró a la sala real se vio a sí misma sentada en el trono. Catalina, pensando que se trataba de una impostora, les ordenó a los soldados que le dispararan, pero la visión desapareció de inmediato a ojos de todos los presentes. Días más tarde Catalina fallecería de un ataque de apoplejía mientras tomaba un baño.

La reina Isabel I de Inglaterra también vivió una experiencia parecida. En una noche de 1603 se vio a sí misma acostada en su cama, en una postura espectral, suceso que sería el preámbulo de su muerte a los pocos días después.

En junio de 1893 el almirante inglés George Tryon viviría su día más fatídico. Al mando de dos columnas de barcos que navegaban en la costa de Siria, dio una orden equivocada que significó que los barcos comenzaran a chocar unos contra otros. 357 hombres perecieron ahogados. Las últimas palabras de Tryon, antes de hundirse con su barco, fueron: “Es totalmente mi culpa.” Sin embargo, en el mismo minuto de este incidente y a miles de kilómetros de distancia, el mismo almirante Tryon fue visto en la casa de su esposa en Inglaterra, que en ese momento daba una lujosa fiesta para sus amigos en su casa de Londres. Varios invitados juran que vieron al doppelganger de Tryon vestido con traje de gala caminando por una escalera, antes de entrar a una sala y desaparecer.

En el siglo XVI, el poeta inglés John Donne, mientras estaba en París, recibió la intempestiva visita de su esposa, que apareció con un bebé recién nacido en sus brazos, antes de desaparecer misteriosamente en el umbral de su casa. El problema es que la esposa real de Donne no se encontraba en la Ciudad Luz, sino que en Inglaterra, donde acababa de dar a luz a un bebé muerto.

El famoso literato alemán Johan Wolfgang Von Goethe, autor de “Fausto”, un día se encontraba muy deprimido a causa de un problema amoroso, por lo que decidió salir a caminar al campo. Sin embargo, a poco de caminar vio a un jinete dirigirse a él. Cuando lo tuvo al frente, el poeta no podía dar crédito a sus ojos. Era él mismo, pero vestido con otras ropas. 8 años mas tarde, el mismo Goethe salió un día a dar un paseo a caballo por el mismo camino que había recorrido esa vez y, recordando ese incidente, se dio cuenta que llevaba puestas las mismas ropas que vestía su doppelganger años atrás.

El caso de la profesora francesa Emile Sageé también fue sorprendente. En 1845 se encontraba haciendo clases en una escuela cuando su doppelganger apareció a su lado, repitiendo todos sus movimientos, ante 13 asustados y pequeños testigos. En otra oportunidad, sus alumnos la vieron sentada en la sala de clases, mientras por la ventana apareció su doble caminando por el patio. Las pocas personas que se atrevieron a acercarse al doppelganger descubrieron que podían pasar a través de ella, aunque aseguraron que tenía una textura que les recordó una tela gruesa. El director del establecimiento, ante el espanto de los padres de los alumnos por estos insólitos hechos, despidió a la maestra inmediatamente. Emile Sageé posteriormente confesó que no era la primera vez que perdía su trabajo por culpa de tan extraño motivo. De hecho, por eso había trabajado en 19 colegios en un lapso de 16 años.

El escritor francés Guy de Maupassant, finalmente, relató que al final de su vida, su doble entró a su habitación y comenzó a dictarle un cuento que trataba, precisamente, de un espíritu maligno que se iba a apoderando de su protagonista . Después de escribir el cuento dictado por el doppelganger, Maupassant comenzó a experimentar severos problemas de salud física y mental, que incluso le valieron ser recluido en un hospital siquiátrico, lugar donde moriría un año después.


FUENTE: www.guioteca.com (por Héctor Fuentes)


martes, 26 de enero de 2016

La historia del Codex Gigas, la Biblia del Diablo - Artículos



La leyenda afirma que este monumental libro fue escrito por un monje benedictino con ayuda del "ángel caído" en menos de 24 horas.

El “Codex Gigas” (que significa “Libro Grande en latín), también llamado “Códice del diablo” o “Biblia del diablo”, es un antiguo manuscrito medieval en pergamino creado a principios del siglo XIII que se encuentra en un magnífico estado de conservación. Fue escrito en latín presuntamente por el monje Herman, el Recluso del monasterio de Podlažice (en Chrudim, centro de la actual República Checa), y fue considerado en su época como la “octava maravilla del mundo” debido a su impresionante tamaño, ya que con sus medidas de 92 × 50,5 × 22 cm es el manuscrito medieval más grande actualmente conocido. Su grosor es de 624 páginas, su peso de 75 kilos y está iluminado con tintas roja, azul, amarilla, verde y oro, tanto en mayúsculas capitales como en otras páginas.

El origen del “Codex Gigas” se emparenta con un supuesto pacto con el diablo. La leyenda cuenta que el monje Benedictino apodado “inclusus Hermanus monachus” (“Herman, monje recluido”) fue condenado a morir emparedado debido a que había violado todos sus votos monásticos, pero la pena le fue condonada luego que el monje les propusiera a los superiores de su hermandad crear una obra monumental, hermosa y fascinante que no sólo honraría al monasterio, sino que también contendría la Biblia y todo el conocimiento del mundo. El tiempo estipulado por el mismo monje para escribir esta magna obra fue de sólo una noche. La tarea del monje, por supuesto, era materialmente imposible por lo que pasada la medianoche, y viendo que jamás podría escribir el libro prometido sin ayuda, el monje habría convocado al mismísimo satanás, el cual aceptó terminar el libro en una noche poniendo dos condiciones: quedarse con el alma del religioso y que su espantosa imagen apareciera en una de las páginas. El diablo habría terminado el manuscrito y el monje añadió la imagen de satanás en agradecimiento por su ayuda. Por ello, de allí en adelante el “Codex Gigas” también sería conocido como “Códice de satanás” o la “Biblia del diablo”.

Al día siguiente, los monjes entraron a la habitación del religioso y vieron con consternación que el libro estaba terminado y, tal como había prometido el hermano Herman, contenía casi todos los conocimientos de su tiempo. Contenía no sólo la versión vulgata de la Biblia (excepto los Hechos de los Apóstoles y el Apocalipsis, que provienen de una versión anterior), sino también dos trabajos del historiador judío Flavio Josefo (las Antigüedades judías y La Guerra de los judíos), las Etimologías del arzobispo San Isidoro de Sevilla, el texto completo de la Chronica Boemorum (Crónica checa) de Cosmas de Praga, curas medicinales, encantamientos mágicos, varios tratados sobre medicina del médico Constantino el Africano, un calendario, una lista necrológica de personas fallecidas y otros textos variados.

Al finalizar su obra, que comienza y termina con el Antiguo Testamento, el manuscrito tenía un tamaño de 92 x 50,5 x 22 cm, con páginas fabricadas con pieles de animales, aunque con el paso del tiempo muchas de las páginas fueron arrancadas, debido a que muy probablemente contenían pasajes auténticamente diabólicos y secretos (El monje había dedicado la página 290 precisamente al diablo). Así, el “Codex Gigas” se convertiría en la única Biblia conocida que tenía en sus páginas una gran imagen del diablo, representado como un horrendo ser mitad hombre, mitad bestia, con garras, pezuñas hendidas, y una lengua en forma de serpiente roja enorme. El dibujo, por cierto, mostraba a Satanás tapiado en una celda solo y no con sus súbditos en el infierno, lo que por supuesto alimentó las versiones que el demonio realmente había ayudado al monje a terminar su monumental libro.

En 1295, debido a los graves problemas financieros del monasterio benedictino de Podlažice, el manuscrito habría sido vendido a los cistercienses de Sedlec, a instancias del obispo Gregorio de Praga. El manuscrito, incluso entonces, era considerado como una de las maravillas del mundo. Entre 1500-1594 el Codex perteneció a los llamados “monjes negros”, pasando posteriormente a manos del emperador del Sacro Imperio Romano Rudolf II, quien se obsesionó con el libro y rescató el manuscrito gigante de la oscura celda monacal de Broumov, incorporándolo a sus espléndidas colecciones de objetos raros, aunque posteriormente este mismo monarca se volvería loco, sería apartado del trono y desterrado por su propia familia (lo que ayudó a afirmar que el manuscrito estaba maldito, y que cualquiera que se hiciera con él sucumbiría ante el poder del mal). En 1648, al final de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el Codex Gigas fue tomada como botín de guerra por las tropas del general sueco Konigsmark, permaneciendo en ese país durante más de tres siglos. Actualmente, el “Codex Gigas” está ahora bajo la supervisión de la Biblioteca Nacional de Suecia en Estocolmo, está contenido en una carpeta de madera, cubierto con cuero y adornado con metal. Y es un texto tan grande que se necesitan dos bibliotecarios para levantarlo.

¿Quién escribió el “Codex Gigas”?

Uno de los grandes misterios que envuelven al “Codex Gigas” es saber quién (o qué) lo escribió, pues la lógica indica que es imposible que un hombre pudiera haber escrito el texto completo solo, sin mencionar que este antiguo manuscrito contiene demasiados conocimientos como para ser manejados por cualquier ser humano de la época. Sin embargo, una reciente investigación patrocinada por el National Geographic concluyó que el Codex era la obra de un solo hombre (Los registros en el extremo del Codex muestra que el manuscrito fue escrito en el año 1229.). En primer lugar, durante la investigación del texto del misterioso manuscrito los investigadores observaron que el libro utilizó sólo un tipo de tinta, hecha de insectos aplastados. Además el estilo y la fuente de la caligrafía eran uniformes y particularmente consistentes, lo que llevó a los investigadores a creer que el manuscrito era obra de un solo escriba, una persona que no sólo estaba dotada de muchísimos conocimientos, sino que también tenía una increíble comprensión del diablo.

Pero, sin duda que la mayor controversia fue dilucidar el tiempo en que el “Codex Gigas” tardó en escribirse. Mientras los expertos más escépticos estimaban hace años que “la Biblia del Diablo” habría tardado en completarse entre 25 a 30 años, la mencionada investigación, relativa a la tinta que se utilizó en sus páginas, concluyó que el libro se había escrito en un período comprendido entre 24 a 72 horas.


FUENTE: www.guioteca.com (por Héctor Fuentes)


jueves, 21 de enero de 2016

El increible caso de Carla Moran - Artículos



En la década del 70’ un caso de tintes paranormales desconcertó a los especialistas en Estados Unidos. Una madre de cuatro hijos era violada regularmente en su casa por una entidad sobrenatural e invisible.


Entre los casos de tintes paranormales más inexplicables y recordados del siglo pasado destaca sin dudas el famoso caso de Carla Moran, una respetable ama de casa californiana que aseguró que era regularmente violada por una entidad invisible.

Carla Moran, una madre viuda de cuatro hijos que residía en la localidad californiana de Culver City, en Estados Unidos, se presentó un día de 1974 ante un equipo de expertos del laboratorio de parapsicología de la Universidad de California. El motivo de la visita de la angustiada mujer no era baladí: les aseguró a los expertos que casi todas las noches una entidad invisible la violaba en su propio dormitorio.

La primera reacción de los parapsicólogos fue atribuir los ataques a un supuesto “desorden mental” de la mujer. Pensaron que su relato era sólo una construcción imaginaria producto de complejas exteriorizaciones y percepciones gatilladas por algún trastorno o trauma psicológico. Las opiniones de los expertos, sin embargo, no fueron tan concluyentes cuando la examinaron físicamente: la mujer presentaba recientes magulladuras en sus piernas, arañazos en el cuerpo, mordidas y varias lesiones en la zona genital.

El doctor Barry Taff, jefe del equipo de expertos y quien estaba al tanto que desde la antigüedad había un registro de agresiones sexuales atribuidas a entidades invisibles demoníacas llamadas íncubos y súcubos, no sólo entrevistó en profundidad a Carla Moran, sino que también a sus hijos y a algunos vecinos. Éstos le confesaron que también habían sido testigos de los extraños fenómenos causados por el invisible atacante, que desde ese momento comenzó a ser llamado “el ente”. El hijo mayor de Carla Moran, quien entonces tenía 16 años, relató de hecho que una vez oyó a su madre llorar y fue al dormitorio. Allí vio cómo algo zarandeaba a su madre en la cama pero, cuando se acercó a ayudarla, algo le golpeó en la cabeza y lo lanzó violentamente hacia atrás. El adolescente terminó con un brazo roto.

Un grupo de expertos, entre los cuales se contaba el propio doctor Raff y el hipnólogo Kerry Gaynor, decidieron instalarse finalmente en el domicilio de Carla Moran a la espera de alguna prueba más concreta de la existencia de su invisible agresor. De ese modo lograron captar dos fotografías, que posteriormente dieron la vuelta al mundo, en las que aparecían reflejadas unas extrañas y enigmáticas luces que rodeaban el cuerpo de Carla.

Kerry Gaynor explicó que en la segunda visita a la casa de los Moran “empezamos a ver pequeños estallidos de luz que sucedían rápidamente. Intentamos fotografiarlos, pero sucedían demasiado rápido. Después estábamos en la cocina hablando con el hijo de 16 años de Carla cuando la puerta de un armario bajo se abrió de golpe y una cacerola salió disparada y cayó dos o tres pies más allá del armario. Yo me asomé por si hubiera algún truco o alguien escondido en el armario, pero allí no había nada. Ahí es cuando empezó todo. La mujer empezó a gritar ‘está en el dormitorio’. Nosotros corrimos hacia allá y fue cuando aparecieron las luces y tomamos las instantáneas con la Polaroid”.

El mismo hipnólogo agregó que en la tercera noche, cuando la mujer avisó que el ente estaba en la casa, una luz salió de la pared y se desplazó hasta el medio de la habitación. “Esa luz empezó a girar y a expandirse en todas direcciones. Teníamos a nueve fotógrafos profesionales distribuidos por la habitación disparando sus cámaras desde todos los ángulos. Fue increíble, ¡esa cosa flotaba en medio de la estancia y era dimensional! Es imposible falsificar algo así sin disponer de sofisticados sistemas de láser. Nosotros vimos bolas de luz. De algún modo las cámaras recogieron arcos luminosos, pero lo que nosotros vimos eran bolas de luz”.

Un ente con forma de hombre

Carla Moran siempre les aseguró a los parapsicólogos que la entidad cuando la violaba cobraba solidez y tenía la anatomía de un hombre alto y fornido, lo que fue corroborado visualmente por Gaynor. “Primero vimos como se formaba la cabeza y seguidamente los hombros. Después la luz fue descendiendo hasta que una silueta se dibujó entera. Era una luz verde-amarillenta. Cuando todo pasó, nos miramos unos a otros… No podíamos ni hablar.” El doctor Taff añadió posteriormente que “cuando la aparición se esfumó, dos jóvenes ayudantes se desmayaron y hubo que sacarlos fuera del dormitorio”.

Como los ataques continuaron produciéndose, Carla Moran se instaló posteriormente en una casa de cristal, ubicada en las dependencias de la Universidad de California, para que los expertos pudieran monitorear el siguiente ataque. No hubo que esperar mucho. En la siguiente noche el cuerpo de la mujer comenzó a retorcerse y moverse, como si alguien encima de ella la estuviera empujando y forzando. Lo extraño es que las cámaras de televisión dispuestas en el lugar no captaron nada extraño a su alrededor.

Carla Moran, finalmente, ante la infructuosa ayuda de los expertos, dejó de participar en los experimentos y se mudó a Texas en compañía de sus cuatro hijos. Los ataques persistieron, pero fueron remitiendo con cada nueva mudanza (5 en total). Al final, Carla vivió con relativa paz hasta que un cáncer le quitó la vida en julio del 2006.

El inexplicable caso de Carla Moran trascendió al público gracias a un libro escrito en 1978 por Frank de Felitta -“El caso de Doris Bither” (el nombre ficticio con que fue llamada Carla Moran)-, quien llegó a ser testigo de una de las agresiones. El mismo libro inspiró en 1982 una conocida película de terror, “El Ente”, dirigida por Sidney Furie y protagonizada por la actriz Barbara Hershey.


FUENTE: www.guioteca.com (Por Héctor Fuentes)


miércoles, 20 de enero de 2016

El Neuntöter, un vampiro del folclore alemán - Articulos y leyendas de terror



El Neuntöter pertenece a esas típicas razas de vampiros de las leyendas alemanas. Su nombre significa literalmente «mata nueve», lo cual hace referencia al período de transformación que atraviesa este vampiro hasta adquirir pleno dominio de su poderes.

Al Neuntöter le toma nueve días convertirse en vampiro desde que su cadáver es enterrado. Cuando finalmente se levanta de la tumba lo hace envuelto en una nube de vapores fétidos, una especie de aura pútrida particularmente repulsiva.

En la Edad Media se creía que el Neuntöter era un heraldo de la peste. Su hedor característico, mezcla de leche cuajada y moho, era asumido como el preludio de una inminente masacre.

Ahora bien, nadie puede convertirse en un Neuntöter; es decir, no estamos aquí en presencia de un vampiro que se produzca mediante algún tipo de transformación a través una mordida o maldición.

Neuntöter se nace.

Sólo los bebés que nacen con al menos dos dientes son potenciales Neuntöter. Precisamente por eso, todos los niños que nacían con dientes eran separados de las aldeas medievales en la región germánica, ya que todos ellos eran potenciales Neuntöter al momento de su muerte.

El hecho de separarlos de sus comarcas, incluso de sus madres, responde a la creencia extendida de que los vampiros sólo atacan en la región en la que nacieron como humanos.

Para asegurarse de que el Neuntöter no se levante de la tumba, los sospechosos eran enterrados con una cuchara de madera en la boca; aunque algunos estudiosos del folklore teutón afirman que ésta era colocada una vez que todos los dientes del muerto eran prolijamente arrancados; quizás para asegurarse de que el vampiro no pudiese morder a nadie durante su regreso.

Si por alguna confusión este procedimiento era olvidado se debía exhumar el cadáver justo a la medianoche del noveno día de su entierro, momento en el que Neuntöter comenzaba a abrir los ojos. Acto seguido se le vaciaba el jugo de un limón sobre los globos oculares; ya que allí, en su mirada, reside la fetidez característica de estos abominables engendros.

El Neuntöter, hay que decirlo, no es uno de los vampiros más terribles que podamos encontrar, de modo que aquellos que hayan nacido con dientes tampoco les aguarda una vida de ultratumba particularmente agradable.

En general se trata de un vampiro inarticulado, casi catatónico, que no recuerda mucho de su vida en la tierra, y lo poco que sí conserva en la memoria no le proporciona ningún consuelo.

Es su destino —anotan los cronistas— rondar por las aldeas en donde se avecina la plaga; ya que los cadáveres de los enfermos son la única vianda que su organismo corrupto logra digerir.


Fuente: elespejogotico.blogspot.com.ar


lunes, 18 de enero de 2016

La inquietante historia de los vigilantes fantasma del faro de Eilean Mor - Leyendas

Lo ocurrido en la isla de Eliean Mor no es ningun mito, ni una invención de un escritor que se nutre de las viejas leyendas de las costas escocesas. Las buenas historias se tejen en noches de tormenta, ahí donde los misterios y los enigmas no resueltos dejan su aliento aún en nuestro presente.

Estamos seguros de que en tu país también existen muchos relatos de personas desaparecidas, tragedias no resueltas que quedan en el aire y que a menudo, dan pie a alguna experiencia sobrenatural. A fantasmas, a alientos fríos, a presencias en nuestras espaldas que parecen moverse en este mundo y el más allá, abrazándonos con el abrigo del miedo.

Hoy vamos directamente hasta las Hébridas, hasta esas islas remotas de las costas de Escocia donde en diciembre de 1900, ocurrió algo que aún no ha quedado resuelto. Si te gustan las historias de fantasmas y faros solitarios, te invitamos a seguir leyendo.

El descubrimiento de una noche de tormenta

La noche del 26 de diciembre de 1900, un pequeño barco se adentraba en las Islas Flannan de las Hébridas rumbo a una pequeñísima isla: Eilean Mor. A día de hoy, este trozo de tierra singular suspendida en el océano llama la atención sólo por un aspecto, por su faro.
Las únicas personas que habitan Eilean Mor son los guardianes del faro. Si bien es cierto que en la actualidad los faros están automatizados y la tecnología sustituye ya la mano humana, hasta no hace mucho en esta isla solían haber tres fareros, tres personas que solían trabajar durante varias semanas seguidas, para después ser sustituidos por un equipo nuevo.

Eso es lo que se pretendía hacer esa noche del 26 de diciembre de 1900. Sustituir a Thomas Marshall, el segundo ayudante, A James Ducat, el guardián Principal, y a William McArthur, el tercer asistente. En aquella ocasión esos tres hombres serían devueltos a sus casas para dejar en la isla a un sólo hombre, a Joseph Moore.

No obstante, aquella fue una noche muy larga. Cuando el capitán del barco James Harvey llegó a tierra junto con Jospeph hicieron sonar la bocina de llegada y además, lanzaron una bengala. Pero no obtuvieron respuesta. Y aquello no era normal. Así pues, no dudaron en ponerse los impermeables y hacer frente a una larga caminata para llegar hasta el faro.

¿Y qué encontraron? No había ni rastro de los tres guardianes del faro. La mesa estaba aún dispuesta para una cena que nunca terminaron, y los relojes, absolutamente todos los relojes del faro de Eilean Mor se habían detenido. Algo malo había ocurrido…

Llamaron por radio a comandancia y a seguridad civil para anunciar de la desaparición de los 3 hombres, quedándose aquella noche para aguardar refuerzos al día siguiente. La persona destinada a llevar a cabo las investigaciones fue Robert Muirhead, policía, responsable de la junta de reclutamiento de vigilantes de faros y además, amigo de aquellos tres hombres.

Lo primero que hizo Muirhead fue leer el registro de actividad del faro, es decir, las notas que los guardianes dejaban reflejado a modo de diario personal, donde se registraba todo aquello curioso que acontecía en el mar o en la isla. La última entrada fue del 12 de diciembre, ahí donde Thomas Marshall, el segundo ayudante, escribió: “tenemos vientos severos, nunca antes había visto algo así. Es terrible. William McArthur, el tercer asistente, no para de llorar”.

Aquello era realmente extraño, puesto que todos los que conocían a William McArthur sabían que además de farero, era un navegante experimentado, y un valentón de las tabernas aficionado al whisky….entonces, ¿por qué estaría llorando por una tormenta y unos vientos fuertes?

Nadie pudo obtener pistas. Lo único que tenían era un faro solitario, relojes detenidos a la hora de la cena, una silla volcada y lámparas de petróleo consumidas. Ni rastro de los tres guardianes. Así pues, lo que esperaban es que los próximos días el mar trajera sus cuerpos, porque una de las posibilidades más factibles es que hubieran perecido en la tormenta o en esos vientos de los que hablaban. Nadie podía desaparecer así como así, y menos, tres hombres.

No obstante, el mar nunca trajo ningún cuerpo, ninguna pista. Nunca se supo nada… Ahora bien, los siguientes guardianes que ocuparon el faro de Eilean Mor, siempre tuvieron clara una cosa: que Thomas Marshall, James Ducat y William McArthur estaban muertos. ¿La razón? Porque sus fantasmas, sus espíritus seguían en el faro.

Tres sombras oscuras que aparecían y desaparecían. Tres corrientes frías que erizaban la piel en noches de tormenta, tres presencias silenciosas que hacían imposible poder pasar más de un día en Eilean Mor, tanto era así, que muchos quedaron aliviados el día en que por fin, las labores del faro quedaron mecanizadas por un ordenador.

Ahora bien, nadie fue capaz ni una sola vez de enfrentarse a esas tres “supuestas” sombras y preguntarles qué les había ocurrido, cuál había sido su terrible final. Una pena, no hay duda. Una historia curiosa que como ves, merecía formar parte de nuestro espacio.


Fuente: supercurioso.com (por Valeria Sabater)


jueves, 14 de enero de 2016

La verdadera y terrorífica historia de “Caperucita Roja” - Artículos



Lo que se esconde en realidad tras la clásica historia de esta muchacha vestida con un manto y una caperuza del color de la sangre, es tan oscuro como las propias fauces del lobo con el que se encuentra. Tradición y misticismo, leyenda y antropología se inscriben en este cuento que como sabes, es el reverso tenebroso de lo que les leemos a los niños por las noches.

Los orígenes de la Caperucita Roja

El cuento de Caperucita Roja es, según los expertos, de los que más variaciones han sufrido a lo largo de la historia. Una leyenda que tiene sus orígenes en la Edad Media y que fue recogida posteriormente por distintos autores para darnos una visión ligeramente distinta de la fuente original.

-Charles Perrault fue el primero en incluir a la Caperucita Roja dentro de sus cuentos populares en 1697. A diferencia de Hansel y Gretel, por ejemplo, la Caperucita no era muy conocida en Europa. Tenía su tradición en un escenario bastante cerrado y limitado como era el norte de los Alpes. Pero la historia tenía bastante interés y valía la pena incluirla y difundirla entre la población. Pero eso sí, Perrault vio necesario hacer unos cambios para que fuera “apta” de cara al público infantil.

-En 1812 los hermanos Grimm decidieron también coger la historia y hacerla suya. Cambiando el final y basándose sobre todo en la obra de Ludwig Tieck llamada “Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja” (Leben und Tod des kleinen Rotkäppchen), tragedia en la que aparece por primera vez la figura del leñador. Los hermanos Grimm se afanaron además en pulir algunos aspectos del cuento, detalles morbosos y eróticos, también los sangrientos, añadiendo claro está, un final feliz donde todos se salvaran a excepción del más malvado de todos: el lobo.

El verdadero cuento de Caperucita Roja

La protagonista del cuento es una joven. Nada cambia aquí. Una niña a quien ordenan que lleve leche y pan a su abuela. La muchacha acepta con algo de inquietud pero decidida, sabe que no es un trayecto fácil y que debe atravesar un bosque que las gentes del pueblo temen. Es una zona frecuentada por lobos. Pero ella accede, se cubre con un manto rojo muy llamativo y avanza tranquila por ese bosque espeso y solitario hasta llegar a la casa de su abuela.

Todo ha ido bien. Está a salvo. Al entrar, ve a su abuela enrollada en la cama. Parece cansada, tiene la voz algo extraña pero no le da importancia. Le indica que le ha traído leche y pan, a lo cuál, su abuela, se lo agradece y le indica que coma algo… que en la alacena tiene algo de carne.

La joven se prepara la carne y la come con hambre. Minutos después, la abuela le indica que se quite la ropa y se acueste junto a ella, en la cama. Caperucita roja va deprendiéndose de cada pieza de su vestimenta siguiendo las órdenes de su abuela. Todo lo debe arrojar al fuego: falda, medias, ropa interior…. la caperuza. “¿Por qué?” – pregunta la niña ante esa orden – “Por que ya no te van a hacer falta”, responde la abuela con “voz profunda”.

Cuando la chica, desnuda, entra a la cama, descubre que no es su abuelita quien está allí, sino el lobo. Que entre mofas le revela que lo que acaba de comer hace un momento, no era carne de animal, sino parte de su abuela. Y que ahora él, el lobo, va a devorarla a ella. Y así lo hace.

Terrorífico. ¿No es así?

Los elementos culturales de Caperucita Roja

La historia original de la Caperucita tenía su origen en dos ejes centrales: los ritos de iniciación y el canibalismo. Nos encontramos con una niña que abandona su casa, su familia y la civilización para adentrarse en el bosque en soledad. Va cubierta por un manto rojo, que viene a simbolizar la menstruación y el despertar sexual. Es, sencillamente, un rito de iniciación.

El lobo encarna a su vez la sexualidad más primitiva, letal y salvaje. Un enemigo más al que nuestra joven debía haber hecho frente, pero que no consigue vencer. Sin querer cae en esa dimensión tan temida y prohibida que es el canibalismo, devorando a esa anciana que representaba lo caduco y lo viejo, lo que debía ser trasmutado. Como podemos ver, las interpretaciones antropológicas beben de esas raíces antiguas de nuestro pasado, de esa zona de los Alpes donde surgió la historia y del simbolismo de los lobos.

Esta historia teje sus oscuridades a partir de las entidades más primitivas del ser humano, algo que aún hoy nos cuesta un poco comprender por lo lejano y por lo terrible. Por eso preferimos difuminar con aspectos más suaves y accesibles esas imágenes de los cuentos clásicos como la Caperucita Roja. Trasformando este cuento de terror psicológico y antropológico, en un cuento que poder contar a nuestros niños para hacerlos dormir tranquilos. Sin enturbiar sus sueños.

Pero seguro que una mente inquieta y curiosa como la tuya, deseará conocer siempre el verdadero reverso de nuestros cuentos más clásicos…


Fuente: supercurioso.com (por Valeria Sabater)


martes, 12 de enero de 2016

Una historia de terror para mi hijo



Hijo, necesitamos tener una conversación muy seria sobre la seguridad en Internet – le dije mientras me sentaba a su lado. Su laptop estaba abierta, jugaba Minecraft en un servidor público. Sus ojos estaban estancados en la pantalla. Había una ventana de chat abierta con diversos comentarios.

Hijo, ¿puedes dejar de jugar un minuto? – Salió de su mundo de juego, cerró su portátil y me miró – Papá, ¿será otra de tus historias de miedo y mal gusto?

¿Qué cosa? – Fingí por un segundo, y entonces le sonreí. – Pensé que te gustaban mis historias – Este niño había crecido escuchando mis relatos sobre niños que se enfrentaban a brujas, fantasmas, hombres lobo y trolls. De la misma forma que muchas generaciones de padres, usaba estas historias de terror para reforzar su moral y enseñarle lecciones sobre seguridad. Los padres solteros como yo deben emplear todas las herramientas a su disposición.

Frunció el ceño – Eran divertidas cuando tenía seis años, pero ahora me estoy haciendo grande, ya no me asustan. Y son tontas. Si me vas a contar una historia sobre Internet, ¿podrías hacerla más aterrante? – Me quedé espantado con su incredulidad. Él cruzo los brazos en señal de rechazo – Papá, ya tengo diez años, puedo lidiar con eso. -

Está bien, lo intentaré.

Érase una vez un niño llamado Colby… – su expresión me indicó que no se había aterrado con el tema de introducción. Suspiró y siguió escuchando una historia más de su padre. Yo continúe – Colby navegaba por varios sitios web para niños. Después de un tiempo pasó a conversar con otros compañeros que encontraba en sus juegos en línea. Fue ahí que hizo amistad con un niño de 10 años llamado Helper23. Tenían en común los mismos juegos y programas de televisión, se reían de las travesuras que hacían, exploraban nuevos juegos juntos.

Después de varios meses de amistad, Colby le obsequió a Helper23 seis diamantes en el juego que estaban jugando. Fue un regalo muy generoso. El cumpleaños de Colby estaba cerca y Helper23 quería enviarle un regalo en la vida real, Colby creyó que no tenía nada de malo si daba su dirección a Helper23, ya que había prometido no darle su dirección nunca a los extraños. Helper23 le prometió que no se lo diría a nadie, y que así podría enviarle el paquete.

Pausé la historia y le pregunté a mi hijo: ¿crees que fue una buena idea?¡No! – respondió mientras agitaba la cabeza vigorosamente.

Bueno, tampoco Colby. Se sintió culpable por haber dado su dirección, y su culpa comenzó a crecer, y crecer. Para el momento en que se ponía el pijama a la noche siguiente, su culpa y su miedo eran más grandes que cualquier otra cosa en su vida. Decidió que le contaría la verdad a sus padres. El castigo sería severo, pero tendría la conciencia tranquila. Se metió en su cama mientras esperaba que sus padres fueran a cubrirlo.

Mi hijo sabía que la parte aterradora estaba por llegar. A pesar de su conversación donde aseguró que no tenía miedo de esas cosas, se inclinó hacia el frente con sus ojos bien abiertos. Y bajé la voz deliberadamente.

Colby pudo escuchar todos los ruidos en la casa. Una lavadora balanceándose en el área de servicio. Las ramas golpeando contras las paredes en la parte exterior de su habitación. Su pequeño hermano bebé balbuceando en la cuna. Y había algunos otros sonidos que no lograba identificar… hasta que, finalmente, los pasos de su padre hacían eco en las escaleras. “Oye, Papá”, dijo con cierto nerviosismo, “Tengo algo que decirte”.

Su padre asomó la cabeza por la puerta en un ángulo extraño. En la oscuridad, su boca parecía no moverse y sus ojos tenían un aspecto raro. “Sí, hijo”, su voz también había cambiado. “¿Estás bien papá?”, Preguntó el niño “Uh-huh”, susurró el padre con la voz extrañamente cambiada. Colby no tuvo mejor idea que cubrirse, quería desaparecer bajo su cobertor. “Umm… ¿Mamá está en casa?” “Aquí estoy”, apareció diciendo la madre con la cabeza un poco más abajo que la de su padre. Su voz también era diferente. “¿Nos vas a contar que le diste la dirección a Helper23? No deberías haber hecho eso. Te advertimos que nunca dieras nuestra información personal en Internet”.

Ella continuó, “Él no era un niño de verdad. Solamente fingía ser uno. ¿Sabes lo que hizo? Vino hasta nuestra casa, derribó la puerta y nos asesinó. Solo para poder pasar un tiempo contigo”. Un hombre gordo con una chaqueta empapada de sangre apareció en la habitación sosteniendo dos cabezas cercenadas. Colby grito y se quedó sin aliento mientras el hombre arrojaba las dos cabezas en el suelo y sacaba un cuchillo.

Mi hijo también gritó. Cruzo las manos a la defensiva sobre su rostro. Pero apenas estábamos comenzando con la historia.

Después de varias horas, el niño agonizaba y sus gritos se habían convertido en gemidos. El asesino pudo escuchar los balbuceos del bebé en el otro cuarto y retiró el cuchillo del cuerpo de Colby. El bebé tendría un trato especial, nunca antes había asesinado a un bebé y estaba emocionado con la oportunidad. Helper23 dejó a Colby para que muriera y siguió los llantos por la casa hasta el cuarto del pequeño.

En la habitación caminó hasta la cuna, tomó al bebé y lo sostuvo por los brazos. Llevó al niño hasta una mesa para tener una mejor apreciación de lo que iba a hacer. Pero mientras sostenía al bebé el llanto se detuvo. El niño lo miró y le sonrió. Helper23 nunca había tenido un bebé. Arrulló lentamente al niño como un profesional en su regazo. Se limpió la mano llena de sangre en el cobertor para poder apretar las mejillas del pequeño. “Hola pequeño individuo” La furia y el sadismo se habían convertido en algo más agradable y tranquilo.

Helper23 salió de aquella habitación, llevó al bebé a su casa, le dio el nombre de William y lo crio como si fuera su hijo. Después de terminar la historia, mi hijo estaba visiblemente aterrado. Me dijo tartamudeando – Pero papá, ¡MI NOMBRE ES WILLIAM! – Le guiñé un ojo y le pase una mano por el cabello. “Por supuesto, hijo”. William corrió a su cuarto llorando de miedo. Pero en el fondo… creo que le gustó la historia...

lunes, 11 de enero de 2016

El Cuentista - Historias de terror



Estaba solo en la habitación, sentado en una esquina, lleno de preocupación, pues de la nada simplemente un día, se despertó sin ninguna inspiración, sentía el alma vacía, el corazón aletargado, todo aquello que antes le ilusionaba escribir, inventar, sentir, se volvió indiferente.

Pensaba en que tenía muchos compromisos aun, cientos de cuentos por entregar y nada que le diera una razón para escribir, después de intentarlo muchas veces, con el piso repleto de hojas llenas de letras pero con ningún sentido.

Sumido en su gran pena, escuchó una voz, que suavemente le dijo –No te preocupes aquí estoy-, volteaba alrededor, buscando la fuente, sin poder ver nada, creyó que se estaba volviendo loco, pero como aún cargaba una gran depresión encima, volvió a agachar la cabeza, sintió entonces un escalofrió en la espina cuando una mano le tocó la nuca. Se puso de pie en un segundo, esperando que se revelara ante él la causa de tal espanto. Pero de nuevo ¡Nada!.

Sintió que su pesadumbre se hizo más grande hasta derramar lagrimas, y entonces se dejó caer en la cama. En un momento el cuerpo le pesaba tanto que no podía si quiera voltear. Mirando fijamente hacia el techo un ligero humo negro, empezaba a formar una figura encima de él, justo frente a sus ojos, se creó una túnica negra de entre la cual apenas alcanzaba a apreciarse un rostro cadavérico, abrazando su cuerpo con firmeza la aparición le dijo –Soy la muerte y estoy contigo- el cuentista rompió en llanto profundo, podrían pensar algunos que le había llegado la hora, pero él por el contrario sentía paz, y una nueva alegría, que transformó su llanto en risa y entonces de nuevo la muerte le dijo: -Tu inspiración a mi servicio, escribe mis hazañas para que la gente recuerde que aun existo-. El cuentista aceptó sin vacilar, pues en ese justo momento ya había creado una historia para aquel hecho tan singular.

Abrazado de la muerte, convertidos en polvo en medio de un remolino, viajaron toda la noche a cada rincón de la tierra, en donde la muerte levantó su cosecha. Tomaba cada alma de diferente manera, haciendo que la mente del cuentista volara, creando miles de historias sin parar.

viernes, 8 de enero de 2016

Ayúdame - Historias de terror



Manuel y Elisa eran un matrimonio que, buscando tranquilidad, se habían mudado cerca del pueblo que los había visto nacer, allí era donde se habían conocido. Deseando salir de la gran ciudad para enseñarles a sus 3 pequeños hijos lo que era vivir en el campo, compraron una cabaña que tenía mucho tiempo en venta a un precio muy bajo, algo que termino convenciendo a la pareja para que se animaran a realizar dicho gasto.

Dos de los hijos eran varones, contaban con 1 año de diferencia. Mientras que la niña varios años menor, siempre fue retraída. Sin embargo desde la llegada a su nuevo hogar, esa particularidad se incrementó mucho más. Además, por si fuera poco, se le sumó un extraño comportamiento: la pequeña se quedaba durante horas en una de las esquinas de su recamara arañando la madera, como si quisiera destruirla, cosa que lógicamente empezó a llamar la atención de sus hermanos y más tarde de sus padres.

La niña de no más de 6 años, repetía una y otra vez “ayúdame” por las noches y se ponía a rascar los tablones misteriosamente.

Decidieron cambiarla de habitación, y cuando parecía que todo volvía a la normalidad la descubrieron entrando al cuarto por la madrugada, donde realizó tal extraño hábito acompañado de la reiteración automática de aquella palabra otra vez.

Fue tanto el terror de los padres, que desesperados empezaron a investigar si había ocurrido algún acontecimiento insólito en esa cabaña, enterándose posteriormente por personas del pueblo cercano, que en aquel lugar un señor había reportado la desaparición de su hija. Por consiguiente se llevo a cabo la eventual búsqueda de su paradero y concluyó sin resultado alguno. Al paso de un tiempo el hombre fue hallado en el lago ahogado, creyéndose que había cometido suicidio a causa de la soledad y tristeza producida por la pérdida de su pequeña niña.

Al conocer aquel suceso el matrimonio, quitó las maderas que su hija arañaba incansablemente y encontraron lo que esperaban, el pequeño esqueleto de la niña perdida amarrada seguramente por el padre. Por lo visto nada era lo que parecía, el hombre había decidido acabar con su propia vida por escuchar los lamentos de su hija la cual mató sin saberse el motivo al día de la fecha.

Inmediatamente se comunicó del hallazgo a las autoridades rurales, y dieron por cerrado el caso que había quedado en el olvido hace varios años atrás, desde aquel día, la niña nunca más volvió a decir la palabra “ayúdame”.

miércoles, 6 de enero de 2016

La Casa de los tubos - Leyendas e Historias de terror



En la localidad La Escondida, en Monterrey, muy cerca de la iglesia de Cristo de la Montaña se encuentran las ruinas de una construcción arquitectónica muy peculiar, que los lugareños llaman la casa de los tubos. No solo resalta por su singular estilo, si no porque se cuenta una leyenda en torno a ella.

Todo comenzó con la mejor de las intensiones de un padre amoroso hacia su joven hija afectada por la parálisis, decide construirle una mansión de extraño diseño cilíndrico, con habitaciones y pisos unidos por rampas para que la silla de ruedas en la que se desplazaba su niña tuviera libre circulación y no se viese afectada por los obstáculos comunes que se encuentra en un hogar normal.

El proyecto fue teñido por la desgracia desde el principio, dos trabajadores murieron durante la construcción en accidentes inexplicables, la obra avanzaba lentamente y los lugareños veían al edificio como una extraña torre de Babel cuya presencia era claramente abominable.

No obstante el padre movido por el deseo de facilitar un poco la vida a su amada hija la llevó una tarde a la casa para que observara el progreso de la obra, durante su visita una imprudencia provocó que su silla de ruedas se deslizara por una de las rampas llevándola hacia la muerte al caer por una ventana.

Después de tal tragedia el padre no hizo más que perderse en el alcohol, y al no poder resistir más el dolor, se suicido. La obra se detuvo y la casa fue abandonada a medio construir.

Aun así, han ocurrido en ella una cantidad considerable de desgracias, visitantes muertos, pactos suicidas dentro de ella, accidentes fatales.

Y lo más espeluznante: los gemidos de angustia que se escuchan todas las noches en los alrededores de la casa pertenecientes al fantasma de la niña que en ella murió, hacen de la casa de los tubos un lugar del cual hablar hasta el día de hoy.

martes, 5 de enero de 2016

El Penitente de Ovruch - Historias y Leyendas de terror



Existen leyendas poco conocidas por pertenecer a pequeños lugares de este mundo, en este caso le toca a la ciudad ucraniana de Ovruch. Donde la gente afirma ver un espectro penando en las madrugadas más solitarias, siempre alrededor de la iglesia.

Lo que llama la atención es que el fantasma tiene dedos demasiado largos, viste siempre de negro y en su horrendo rostro se refleja juventud. Es un chico rubio de larga cabellera, con una boca desproporcionalmente larga para su cara aplanada. Tiene un ojo más grande que el otro y el cráneo deforme, terminado en punta. Camina inscansable alrededor de la iglesia, a veces se detiene, se arrodilla y con una voz cavernosa grita desmedidamente. El tono es tal que llena de angustia a quien lo escucha, pareciera que lo estuvieran torturando, y expresa un odio desmedido.

Espera el momento justo para rondar aquellos templos sagrados, pues lo hace después de la una de la madrugada, cuando no hay nadie en los alrededores del edificio. De todas formas no ha podido evitar ser visto por algunas personas que pasan por el lugar de forma imprevista. Cuando esto sucede lo sacan del trance en que se encuentra y les dirige un fuerte rugido, tirándose al suelo, casi agonizante. Acto seguido sus ojos se oscurecen más que la noche y a través de su cuerpo traslucido se puede ver un resplandor que le prende fuego desde el interior, arrancándole feroces gritos de angustia y dolor, para luego simplemente desaparecer sin dejar rastro.

Se cree que es el fantasma de un joven que vivió en Prípiat después del gran incidente nuclear de Chernobil, de ahí obtuvo sus deformidades. Luego de mudarse a Ovruch con la madre y cuatro de sus hermanos, no dejó de culparlos por su horrible apariencia, asesinándolos a todos con una escopeta.

Se dice que pena alrededor de las iglesias porque siente culpa de sus actos, y está en busca del perdón divino.

3 músicos que vendieron su alma al diablo - Articulos



La frecuentación entre los demonios y los artistas no necesariamente incluye la posibilidad de un pacto satánico. De hecho, a lo largo de los años se han forjado verdaderas amistades entre el arte y el infierno; por ejemplo, entre el demonio Zorneo y sus dos grandes discípulos: el marqués de Sade y Casanova, o Asmodeo, que manifestaba una peculiar predilección por Oscar Wilde.

Ahora bien, el motivo folklórico del pacto con el diablo propiamente dicho alcanzó la excelencia con la historia de Fausto y el demonio Mefistófeles. Sin embargo, no todos los hombres que vendieron su alma al diablo lo hicieron para conseguir el amor de una mujer. Algunos, de hecho, se embarcaron en este riesgoso acuerdo contractual para obtener a cambio un talento sobrehumano.

La idea del pacto satánico se basa en la noción de que el fin justifica los medios, es decir, que el éxito personal está por encima de todo lo demás. A lo largo de la historia existen muchos casos de supuestas personas que vendieron el alma al demonio a cambio de ciertas habilidades, y los músicos son, probablemente, los intérpretes del oficio más asociado a esta leyenda.

Por regla general, los músicos acusados de vender su alma al diablo coinciden en tres características: un talento fuera de lo común, un enorme éxito durante un corto período de tiempo, y una muerte prematura.

A continuación repasaremos muy brevemente tres historias de músicos acusados de haber vendido su alma a Lucifer.

Robert Johnson (1911-1938)

Se dice que Robert Johnson se crió trabajando en una plantación de Clarksville, Mississippi, soñando obsesivamente en convertirse en un gran músico de blues. Cierta noche, un forastero que estaba de paso se ofreció a afinarle la guitarra y luego interpretó una o dos melodías que estremecieron al joven Johnson.

El muchacho le rogó que le enseñara a tocar de ese modo. El misterioso hombre aceptó, a cambio de que le entregara su alma. Esta es la razón que muchos cronistas encontraron para el descomunal talento de Robert Johnson y su escasa formación musical.

Antes de morir a los 27 años de edad, Robert Johnson compuso una de sus mejores canciones, y la que probablemente reafirmó aquella oscura leyenda de pactos satánicos: Yo y el blues del diablo (Me and the Devil Blues).

Para muchos, la leyenda de Robert Johnson sería en realidad una copia exacta de otro mito acerca de pactos satánicos relacionados con el blues; en este caso, con Tommy Johnson, quien dicho sea de paso aparece en la película Oh brother, where art thou?

Giuseppe Tartini (1692-1770)

Antes de que Giuseppe Tartini alcanzara la fama debido a su increíble habilidad con el violín, se lo suele retratar como un pobre y mediocre violinista decepcionado con la vida y la música.

Cierta noche, cuenta la leyenda, el diablo se le apareció en sueños. El príncipe de las tinieblas tocó para él una melodía tan compleja y elegante que Tartini despertó, sobresaltado; y acto seguido trató de apuntar las notas que había escuchado en sueños.

Con el tiempo, aquella sonata llegó a ser conocida como El trino del diablo (Il trillo del Diavolo); tal vez la pieza musical para violín más difíciles de interpretar; a tal punto que llegó a decirse que parece compuesta para alguien con seis dedos.

Por cierto, aquel sexto dedo es conocido aún hoy como el dedo del diablo.

Niccolò Paganini (1782-1840)

Probablemente uno de los músicos más virtuosos de su tiempo, y sin dudas uno de los mejores violinistas de la historia, Niccolò Paganini escribió piezas para violín desde la más tierna infancia.

Su padre rápidamente advirtió el talento de su hijo y lo estimuló a que llevara sus creaciones a las iglesias, donde servía espiritual y musicalmente. No obstante, sus rivales no creían que ninguno de sus trabajos fuese realmente suyo, sino más bien el fruto de algún tipo de pacto satánico.

Rápidamente se propapó el rumor de que Niccolò Paganini había vendido su alma al demonio a cambio de convertirse en un gran violinista. Esta leyenda, sin embargo, no lo perturbó demasiado, e incluso hizo mucho para estimularla.

Según el poeta Heinrich Heine, cada vez que Niccolò Paganini tocaba su violín siempre se veía una figura oscura detrás de él.

Más allá de que esto pudo haber sido una puesta en escena, desde luego, patrocinada por el propio Paganini, lo cierto es que, tras su muerte, la iglesia le negó el entierro según el rito católico.

Pasarían cuatro años desde su muerte para que el papa emitiera una orden por la cual su cuerpo podía ser enterrado en suelo sagrado. Desde entonces, en 1876, el cuerpo de Niccolò Paganini descansa en el cementerio de Parma.


FUENTE: elespejogotico.blogspot.com.ar


 
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